La Comisión Antisida alerta frente a los diagnósticos tardíos en pacientes de VIH

«La vida de las personas con VIH importa»

Este es el texto íntegro del manifiesto leído por Joaquín Yangüela con motivo del Día Mundial de Lucha contra el Sida, que se conmemora el 1 de diciembre.

«Un año más nos encontramos aquí reunidos para conmemorar el Día Mundial de Lucha contra el Sida. Una fecha importante para todas y todos aquellos que creemos que la respuesta al VIH y el sida tienen que serlo de toda la sociedad. Por ello, queremos comenzar agradeciéndoles a todos los presentes su compromiso y asistencia.

Es muy importante que hablemos sobre algunos de los desafíos a los que actualmente nos enfrentamos. Las estadísticas siguen siendo preocupantes y es fundamental que tomemos conciencia de la situación.

Comencemos con la prevención. Las relaciones sexuales no protegidas constituyen la principal vía de transmisión del VIH, afectando de manera significativa a la población joven. Es esencial que se intensifiquen los programas de educación y prevención, proporcionando información clara y accesible. Al igual que facilitar el acceso a tratamientos como las Profilaxis PreExposición y Post Exposición es crucial para prevenir nuevas infecciones,

El hecho de que cada año casi la mitad de los nuevos diagnósticos sean tardíos hace imprescindible promocionar, normalizar y facilitar el acceso a la prueba.

El acceso equitativo a la atención médica es un derecho que todos merecen, sin importar su situación; especialmente aquellas personas en contextos vulnerables, quienes a menudo enfrentan desafíos adicionales.

El envejecimiento de las personas con VIH es un desafío creciente en la medicina y la salud pública. En España, más de la mitad de las personas infectadas por el VIH superan los 50 años, lo que refleja el éxito de los tratamientos antirretrovirales y una mayor esperanza de vida. Sin embargo, este envejecimiento prematuro de los pacientes con VIH está acompañado de un aumento en las comorbilidades, es decir, enfermedades o condiciones de salud relacionadas con el envejecimiento. Además, muchos pacientes mayores con VIH también enfrentan estigmas sociales y la falta de recursos adaptados a sus necesidades específicas, tanto en el ámbito sanitario como en el social.

Por ello, es fundamental no solo abordar los aspectos clínicos de la infección, sino también considerar las necesidades emocionales, sociales y psicológicas de estas personas, que llevan viviendo con el VIH desde hace décadas y enfrentan nuevos retos a medida que envejecen. Aprovechar sus experiencias, reconocer sus necesidades y adaptar las estrategias de intervención para mejorar su calidad de vida es esencial. La atención integral y personalizada, que incluya tanto el tratamiento médico como el apoyo psicosocial, es clave para este grupo poblacional.

El VIH sigue siendo una realidad en nuestras vidas y las personas que viven con él merecen apoyo, respeto y una atención adecuada. El estigma, que alimenta el miedo y la discriminación, sigue siendo uno de los mayores obstáculos para la prevención, el tratamiento y la integración social de las personas con VIH.

Hacemos un llamamiento a todos, desde los gobiernos hasta la sociedad en general, para que se unan en la lucha contra el VIH. Necesitamos políticas que fomenten la educación, la prevención y el acceso a tratamientos de calidad. Juntos, podemos construir un futuro donde todas las personas que viven con VIH tengan la oportunidad de llevar una vida plena y saludable. Debemos seguir trabajando para que el VIH sea una enfermedad del pasado

Es necesario construir un futuro en el que la discriminación y el miedo a vivir con VIH desaparezcan, donde las personas tengan acceso a la atención médica y al apoyo social que merecen. Un país más justo, solidario y humano es aquel que no solo se preocupa por la salud de sus ciudadanos y ciudadanas sino también por su dignidad, su bienestar emocional y su derecho a vivir sin miedo a ser excluidos o juzgados.

El camino para acabar con la pandemia del VIH no solo pasa por la ciencia y la medicina; también por la educación, la sensibilización y la creación de un entorno en el que todos, independientemente de nuestra condición podamos vivir con esperanza y sin discriminación

Para finalizar, no queremos despedirnos sin recordar una vez más a todas las personas fallecidas a causa de la enfermedad y a sus familias, y a quienes día a día continúan luchando por un futuro mejor.

Y a todos ustedes, agradecerles su asistencia y recordarles que el VIH sigue presente en nuestras vidas, que convivimos con hombres y mujeres que viven con el virus y que, para acabar con la pandemia es imprescindible acabar con el estigma. Se lo debemos a aquellos que no llegaron a los tratamientos y a las nuevas generaciones. Para que puedan vivir en un país más justo, solidario y humano».