NEDGIA, distribuidora de gas natural del Grupo Naturgy, acaba de cumplir su primer año con la nueva marca. Un ejercicio «intenso» en el que «estamos reinventándonos, manteniendo los 32 años de experiencia a través de Gas Natural Rioja como principales distribuidores de gas natural en ... la comunidad». Así lo explica la directora general de la compañía en La Rioja, Galicia, Navarra y Castilla y León, Celestina López, quien destaca que, ante el reto de «un futuro limpio, NEDGIA tiene mucho que decir porque estamos dando un impulso enorme al gas natural vehicular».
-Más que un futuro es un presente real, sobre todo, para el transporte pesado.
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Historia
Lleva 32 años en La Rioja (antes del cambio de marca, Gas Natural Rioja) siendo principal distribuidora de gas natural.
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Uso convencional
106.000 usuarios residentes en 44 municipios (90% de la población riojana). Abastece a viviendas, comercios, industrias, colegios, instalaciones sanitarias...
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Transporte
El objetivo de NEDGIA es impulsar el gas natural vehicular como combustible, sobre todo, para el transporte pesado (autobuses y camiones).
-Efectivamente. Más de veinte millones de vehículos en el mundo utilizan el gas natural como combustible y actualmente no existe otra tecnología en el mercado que dé lo que aporta el gas natural tanto en precio como en lo que se refiere a la parte ecológica del combustible porque es clave para respirar un aire más limpio, también en La Rioja.
LA FRASE«La colaboración público-privada es imprescindible para desplegar una red de gasineras en La Rioja»
-Ustedes aportan las redes y los fabricantes ya desarrollan motores de gas natural. Pero faltan gasineras...
-En La Rioja no hay ninguna. El Gobierno de La Rioja se ha comprometido a que en el 2020, puede que este año, haya una gasinera en Logroño y en el 2022, otra en Calahorra. Y eso será decisivo puesto que en todas las provincias que nos rodean existen puntos de recarga. Siendo cierto que no hay infraestructura básica sí que estamos trabajando con los flotistas para que la haya dentro de las instalaciones que, incluso, podrían ser mixtas tanto para los usos del transporte urbano como del particular, y también estamos trabajando con las empresas de camiones para que ellos tengan sus gasineras y que también puedan ser públicas. Así se hizo en Madrid y en Barcelona. Pero está claro: debe haber un impulso conjunto y decidido por parte de los inversores privados y de las administraciones públicas.
-En el foro celebrado el día 30 en el Club de Marketing con este diario se incidió en esa necesaria cooperación público-privada.
-Sí porque son inversiones costosas, y si la administración no ve las ventajas enormes y de presente del gas natural vehicular, cuesta mucho que los inversores se decidan.
-¿Cuáles son esas ventajas?
Están en todo el ciclo del gas natural: desde la propia producción, hasta que no requiere transporte ni almacenamiento, no hay límite de potencia ni de cantidad para consumir, y las emisiones son infinitamente menores que las que generan los combustibles líquidos. Un círculo perfecto que se cerrará con el biogás transformado en biometano, el gas natural renovable generado en los vertederos, uno de los mejores ejemplos de economía circular, ya que a partir de residuos se consigue energía para usos convencionales.
-¿Cómo contribuye el gas natural a la mejora de la calidad del aire?
-En estos 32 años, simplemente con las transformaciones de calderas de otros combustibles por otras de gas, evitamos más de 150.000 toneladas de CO2 al año y quedan aún otras 300 salas por transformar con las que podríamos evitar 11.000 toneladas más. Respecto al diesel, con el gas natural se reducen el 90% de las emisiones de dióxidos de nitrógeno, que son realmente los perjudiciales para la salud, y de partículas en suspensión, que son las que producen enfermedades respiratorias. Si a esta mejora del aire en la ciudad añadimos la transformación a gas de los vehículos de diesel, obtendríamos una rebaja radical de las emisiones más perjudiciales.
El diésel en el punto de mira
-El foco de atención está el diésel...
-Se tiende a su sustitución, pero no va a ser una reconversión fácil, desde luego. Además habrá que ver el desarrollo del resto de las tecnologías y si realmente somos capaces de dotar de las infraestructuras necesarias de gas natural en un plazo de quince años para eliminar el gasóleo. Lo que está claro es que en un entorno de preocupación por la descarbonización y por la mejora de la calidad del aire, el gas natural tiene un protagonismo clave.
-¿NEDGIA cuenta con una red de distribución suficiente en La Rioja para abastecer ese potencial aumento de demanda del transporte o sería necesario ampliarla?
-La tenemos. Además no existe una limitación de producción ni de distribución del gas natural como combustible. Es un producto inagotable.
-¿Dónde se ha avanzado más?
-En Madrid, donde han visto en el gas natural vehicular una solución inmediata ante los problemas de contaminación. Las administraciones son las primeras que actualizan o adecuan la normativa necesaria para desarrollar las infraestructuras de gas. Además, la Empresa Municipal de Transportes (EMT), que ha probado todas las tecnologías existentes, finalmente ha optado por el gas natural, y el 80% de su flota ya usa este combustible. También en Madrid se encuentra la primera planta de gas natural renovable.
-Otra tecnología alternativa es la electricidad, pero no para los vehículos pesados, advierten los fabricantes y los operadores de camiones y autobuses, por el enorme peso que deberían tener las baterías con las que alimentarlos.
-En efecto. Ahora mismo no hay alternativa más real y presente que el gas natural en el transporte de gran tonelaje en La Rioja, que se sumará al abastecimiento al consumo doméstico, industrial, los procesos térmicos... Este tipo de transporte es el que más contamina porque es el que más kilómetros hace y el urbano, también. Las empresas hacen muchas pruebas de lo que hay en el mercado y ven en el gas natural la solución. Y en relación a los turismos, desde luego que es una tecnología actual y de presente, pero su desarrollo dependerá de la capacidad de contar con gasineras suficientes como ha ocurrido en Madrid, Barcelona, Valencia o Zaragoza.