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Los caprichos del algoritmo de TikTok es lo que tienen. De pronto una cuenta con tan solo 600 seguidores sube un vídeo simpático y en menos de 24 horas este tiene casi 16 millones de visualizaciones. Eso mientras escribo estas líneas, porque no para de ... crecer.
Es lo que le ha pasado a Sara Pérez (@mssarabella), una riojana dedicada a la comunicación que se llevó la gran sorpresa después de subir un vídeo «por probar». «Tenía que hacer la comida y no me apetecía nada. Así que me puse a hacer el vídeo», explica. El objetivo era, simplemente, que la gente se riera y se sintiera identificada con ella, que lo suyo no es cocinar. Vio que empezaban a crecer las visualizaciones y cuando se metió en la cama le dijo a su chico: «¿Tú crees que llegaré a 10.000?». Él, muy positivo, le dijo que seguro que llegaba a 20.000. Y se quedó corto. Muy corto.
Y es que la mayoría de sus vídeos (hasta este momento) tenían unas 1.000 o 2.000 visualizaciones. «Alguno alcanzaba el medio millón, pero no era lo normal. Esto que ha ocurrido es una barbaridad», reconoce riendo sin parar.
La escena del vídeo es muy sencilla. Ella (con un filtro que la convierte en un ser con cara graciosa), sobre una cacerola, dando vueltas con una cuchara y al son de una música simpática. Al abrir el tapón del cartón de leche el sonido (plup) coincide de una forma muy graciosa con la canción. Y eso es todo. Y de ahí al estrellato de TikTok.
@mssarabella ESTOY MEADA DE LA RISA. Literalmente esto es lo que pasa cuando mi marido el experto en cocina, me deja cocinar. Eres el cocinillas de la casa y yo solo soy un simple umpalumpa que intenta sobrevivir haciendo arroz y ensaladas.
♬ son original - Micka
Y es que no hablamos solo de visualizaciones. El clip tiene más de 2 millones de me gusta, cerca de 7.000 compartidos y se lo han guardado unas 151.000 personas. Y no precisamente para imitar la receta. Porque realmente en el post Sara no cocina nada.
Y puede que ahí radique la gracia. «Creo que han empatizado y se han sentido identificados». De eso que dices, «esta podría ser yo», o «esto se lo comparto a mi amiga que podría ser ella». Se trata de, según explica la autora, que «la gente se sienta identificada. Y si te echas unas risas, mejor».
Y todo ello ha tenido consecuencias tanto en el número de seguidores, que han pasado de 600 a casi 14.000 y en el resto de videos que ya estaban en la cuenta, que han subido de forma tremenda en visualizaciones.
Sara no ha dejado pasar la oportunidad y ha creado otros vídeos con la misma estructura que están también teniendo mucho éxito. Y puede que hasta se vea recompensada económicamente. «Si gano algo tengo claro que lo voy a invertir en crear más videos», explica. «Puedo llegar a ser mi propio cliente», dice riéndose.
Pero Sara no aspira a grandes objetivos. «Yo lo que quiero es que la gente se sienta reflejada y que se ría», reconoce.
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