

Secciones
Servicios
Destacamos
Las instalaciones del Club Náutico de El Rasillo cantan este verano los cuarenta. Cuatro décadas de existencia que se iniciaron en 1983 como una pequeña escuela de windsurf que fue evolucionando hasta llegar a ser hoy un complejo de ocio y aprendizaje de actividades acuáticas. Algo que no podía faltar en el embalse González Lacasa, cuya orilla rasillana se ha conocido tradicionalmente como la playa de La Rioja. Ligado al devenir del recinto siempre ha estado Agustín Sáenz-Torre, el eterno Piru, tan enraizado o más en este enclave que los pinos que jalonan las orillas del embalse.
Procedente del mundo de los deportes de invierno, este logroñés inició su actividad en el embalse en 1983, antes de que el Gobierno de La Rioja lograra un acuerdo con el Ayuntamiento de El Rasillo para construir lo que fue luego el Club Náutico. «En aquel tiempo –recuerda Piru– había un boom tremendo del windsurf, surgieron escuelas por todos los lados, sobre todo en la playa, pero también había ligadas a los embalses de Álava y Navarra y nos dijimos que por qué no podíamos tener una en La Rioja».
De modo que se puso manos a la obra y tras hablar con el entonces alcalde de El Rasillo, Carlos Elías, montaron el germen del actual negocio. «En el pueblo nos cedieron lo que hoy es el albergue, que era la tenada donde guardaban al toro», recuerda Piru. Allí recogían las tablas y las velas, que tenían que desplazar luego hasta el pantano, un duro trabajo que les llevó posteriormente a colocar la caja de un camión en la orilla para almacenar los equipos. «Allí metíamos las piraguas, las tablas y en medio, de costado, nos entraba la zodiac con el motorcillo», rememora el veterano encargado del Náutico, que ha cumplido ya los 68 años.
La Comunidad Autónoma no tardó en percibir el potencial de la zona y con José María de Miguel como presidente se puso en marcha el proyecto para dotar al González Lacasa de unas instalaciones modernas. Según relata Piru, fue en 1985 cuando salió el primer concurso de adjudicación del Club Náutico, que se ha repetido posteriormente hasta la actualidad, al igual que el de la cafetería y el restaurante, que se gestiona con otro contrato diferente.
La construcción de las instalaciones supuso un hito importante y «lo que empezó siendo una pequeña escuela de vela se fue desarrollando y creciendo. Comenzó a venir mucha gente los fines de semana, los turistas de las casas rurales, cada vez más visitantes y posteriormente también los grupos de campamentos, albergues y colonias», detalla Piru.
Como punto negro, el vandalismo que asoló el recinto hasta 1995 y que casi llega a provocar el cierre del negocio. «Estuve a punto de plantarme y el Gobierno de La Rioja reaccionó y con José Antonio Elguea (consejero de Turismo) se hicieron nuevas inversiones». Llegaron las pedaleras, se compraron las piraguas y se acometieron obras para construir las rampas de hormigón para facilitar el transporte de las plataformas y las embarcaciones. Algo más tarde se cubrió de grava la zona de playa para evitar el barro y la suciedad a los bañistas.
El Club Náutico ha evolucionado mucho, aunque puede seguir mejorando, opina Piru, quien considera que se debe trabajar más con campamentos y para desestacionalizar un centro que vive sobre todo del verano. Pero eso es un planteamiento en el que se trabajará en los próximos meses. Hoy toca celebrar los 40 años de actividad con una fiesta de aniversario que dará inicio a las 20.30 horas con música, parrillada, bebidas y sorteo de regalos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Cristina Cándido y Álex Sánchez
Rocío Mendoza | Madrid y Lidia Carvajal
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.