Clientes sin fronteras

A escasos metros, en el mismo pasillo lleno de vacíos, Gema también confía en un cambio de tendencia. «Parece que Family Cash inaugurará pronto en el supermercado y además, en cuanto desaparezcan los controles de la Guardia Civil en los accesos, todo volverá a fluir», confía. IVECA, la tienda familiar de muebles y decoración que atiende, lo aguarda con ansia. «Hasta ahora hemos aguantado bajo mínimos, a costa de reducir horarios o llevando muestrarios a domicilio cuando voy y vengo de Calahorra, que es donde vivo ahora», explica reconociendo así también el peso que representan los consumidores del otro lado de la frontera foral.

En Conforama comparten una expectativa similar sobre el cliente riojano que retornará a partir del lunes, aunque las dimensiones del negocio –20.000 referencias, un espacio de venta de 3.800 metros cuadrados y otros tantos de almacén– les han aportado músculo suficiente para aguantar los meses del blindaje. «Eso y compradores de la propia región, pero también otras fórmulas como la venta' on line' o la atención telefónica» destaca Carmelo, director de la tienda y a quien la experiencia acumulada le impide aventurar si el levantamiento de las restricciones se traducirá en una avalancha de ventas. «Lo único seguro hoy en día es la incertidumbre», concluye.

En Viana pocos signos hacen intuir que las limitaciones también han castigado al pueblo y su actividad económica. En la céntrica plaza de los Fueros no es fácil encontrar una silla libre en las terrazas y el vecindario va, viene, se saluda y despide animado por un sol radiante. «Ya lo creo que se ha notado», desmiente Reyes tras el mostrador de la Panadería Rubio, donde el olor de rosquillas y mantecados recién hechos traspasan las mascarillas. «Por un lado están muchos que venían solo a por nuestro pan, pero también los peregrinos que han dejado de pasar o los restaurantes que nos compraban y ya no tienen comidas de empresas», recapitula disconforme con el modo de marcar fronteras artificiales. «¿Por qué puedo ir a Elizondo que está a hora y media y no al supermercado riojano que tengo aquí al lado para hacer una compra grande semanal?», cuestiona en voz alta. Los caminantes también han dejado de mirar el escaparate de Elarmariodeanur, pero su propietaria Pilar no puede quejarse. «Claro que ha dejado de venir mucha gente de Logroño, sobre todo los domingos, pero la de nuestro entorno ha sido consciente de la situación este tiempo y ha hecho mucha compra local», reflexiona a la espera de que la próxima semana los días ya se vistan de normalidad.