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Hay empresas que han entendido que no se puede permitir desperdiciar la mitad del talento. Bosonit, por ejemplo, lo tiene claro y, de hecho, son muchas las mujeres «que se han subido» al tren de esta empresa tecnológica. Leyre Gómez, de solo 24 años, ... es una de la caras visibles de esta apuesta de la inclusión de la mujer desde edades muy jóvenes. «Opté por esto porque me encanta analizar los problemas y diseñar aplicaciones para hacerles la vida más cómoda a los usuarios». Actualmente es la Tech lead de UX/UI de Bosonit, a donde llegó con 20 años para quedarse; esto es, lidera las fases de diseño en proyectos y también gestiona un grupo. A su edad, es voluntaria en Women Techmakers, programa creado por Google con el objetivo de dar visibilidad a la mujer en la tecnología, crear comunidad y ofrecer recursos a las mujeres en el ámbito tecnológico. «Nunca he sentido el 'techo de cristal', si bien soy consciente de que la brecha salarial sigue existiendo».
Desde su experiencia personal, en general no ha tenido que superar ningún obstáculo. «En mi caso siempre he sido reconocida por mi capacidad para contribuir al crecimiento y éxito de los equipos en los que he tabajado. Sin duda, las mujeres somos capaces de desarrollar nuestra carrera profesional pensando pensando que no existen límites ni barreras«, señala esta joven con un amplio bagaje pese a su edad. »Mis tareas como UX/UI Tech Lead abarcan desde proyecto completos con fases de concepción, diseño y desarrollo, hasta la creación de las piezas más sencillas. Llevo a cabo la concepción del concepto, el desarrollo de la idea y la creación de propuestas mediante flujos de trabajo y wireframes y preparación de diseños«.
Con una amplia formación internacional, Celia Lozano lleva más de 10 años trabajando con datos, estadísticas y proyectos de inteligencia artificial. En primer lugar, durante su doctorado en navarra, Manchester y Sydney, con el que recibió el Premio a la Mejor Tesis de 2014. Posteriormente estuvo cinco años en Alemania gracias a la obtención de las Research Fellowship para trabajar en el centro de investigación Max Planck y posteriormente en la Universidad de Konstanz. En esta etapa estuvo desarrollando algoritmos de estadística, Inteligencia Artificial y, lo más curioso, tuvo la oportunidad de lanzar un cohete con la Agencia Espacial Alemana. Regresó a España, donde trabajó como científica de datos. Hace más de dos años que engrosó el capital humano de Bosonit en Logroño. «Nunca he tenido ningún impedimento, el perfil profesional está enfocado en ser resolutivo», mantiene. A su juicio, la tecnología es claramente una oportunidad para avanzar en igualdad. «De hecho, cada vez lo será más en el futuro para puestos deespecialista, gestión o directivos. Por tanto, las mujeres que lo posean accederán a mejores puestos laborales». Destaca, además, que el sector tecnológico está apostando por el trabajo en remoto, lo que favorece la conciliación laboral y personal. Como directora de Data&Analytics, su labor es detectar y gestionar desafíos de desarrollo de nuevos algoritmos, ofrecer sugerencias e implementar soluciones, además Celia, que reparte sus horas laborales en Bosonit entre Madrid y Logroño, se encarga de gestionar los distintos equipos de data (inteligencia artificial, big data, data management y business Intelligence), planificando y priorizando proyectos.
Como responsable de Cultura de Bosonit, María Díez asegura que desde su área se han planteado un buen número de medidas para avanzar en igualdad. Entre ellas, «un fiel seguimiento de un plan basado en la meritocracia con el propósito de evitar sesgos y 'techos de cristal'; también ofrecemos empleabilidad a personas en riesgo de exclusión social, reservando el 50% de las plazas a mujeres». La joven 'tecnológica' asegura que en su empresa «la diversidad se busca y fomenta y se escucha, esto último no es tan común». Aunque no fue siempre así. «He trabajado en otros campos donde no querían hablar conmigo, sino con el 'jefe', y he tenido que oír cosas como 'haz esta tarea, se te dará bien por ser mujer». Las males experiencias contrastaron «muchísmo» con su experiencia en Bosonit, «donde la apuesta de lo que hacía ha sido constante y desde el respeto a la meritrocracia«. María es optimista con el futuro, cada vez hay más espacios para la mujer y la tecnología, »incluso hay escuelas de bootcamp especializadas en mujer«. »Creo que se dan muchísimas oportunidades y que el sector, habiéndose dado cuenta de las diferencias, hace un esfuerzo notable en fomentar la incorporación de perfiles femeninos«. En Bosonit su tarea es crear procedimientos, actuaciones y recursos »para que las necesidades 360 de nuestros profesionales estén cubiertas, procurando conocerlas y haciéndolas encontrarse con la estrategia empresarial, todo mediante un sistema basado en datos (preguntar, escuchar, conocer y tomar decisiones no porque nos parezca, sino porque los datos nos dan esas respuestas«
Una situación que recuerda a los inicios de Teresa Angulo en Bilbao, en la división tecnológica de una consultora: «Me encontré con clientes a quienes no les gustaba que les atendiera yo por ser mujer, no me lo decían a mí, se lo decían a mi gerente», señala esta recién jubilada orgullosa de haber abierto camino a otras compañeras del sector tecnológico en La Rioja, la mayoría pisando fuerte. «Excepto aquellos momentos de mis inicios en los que a veces me ignoraron, luego no me he sentido ni despreciada, ni minusvalorada, y mucho menos con la gente que tiene tu mismo nivel y hacen el mismo trabajo, aunque claro algunos siempre hay pero como en todos los trabajos». Las salidas de tono -no en La Rioja– las atribuye a la época, «todavía vivía Franco». Fue en 1975 cuando cursó Ingeniería Industrial, nada habitual hace 50 años años, pero siempre contó con el apoyo de su familia. «Me lancé y nunca me he arrepentido, y eso que en la universidad éramos una 'rara avis', de 600 alumnos había 8 mujeres», relata la que fuera primera mujer experta en TIC de Saycar, empresa referente en los 80 en la región, y en Arthur Andersen de Bilbao.
Beatriz Álvarez es el alma y el color de La Frikilería, más que una tienda con una divertida oferta de artículos. Es una exitosa empresa, socia de AERTIC, con más de 11.000 referencias 'on line' y más de 400.000 pedidos enviados a más de 40 países. «¡Quién me lo iba a decir!», se sorprende todavía. Pero para llevar a cabo este milagro tuvo que aprender de logística, de importaciones, de financión y de tecnología, «mucha tecnología». «El mundo de ecommerce que yo conocí cuando empezamos con la tienda 'on line' no tiene nada que ver con el actual. Todo ha cambiado muchísimo tanto en tecnología disponible como en la forma de promocionar nuestros productos. Y sigue cambiando muy rápido y creo que lo va a hacer más velocidad aun».
Cuando empezó en la web le dijeron que tenía que ser 'responsive' y le sonó a chino. Hoy tienen más del 80% del tráfico desde móviles y están utilizando ya la inteligencia artificial en varios procesos del ciclo de venta.
¿El mundo de friki es cosa de hombres?, pues tradicionalmente así era, responde Beatriz, pero ya no. «Todos tenemos en la cabeza al friki típico al más puro estilo Big Bang Theory y siempre suelen ser chicos. De hecho yo monté mi tienda tratando de buscar el lado friki de todo el mundo y pensaba que solo me iban a comprar chicos tímidos y fans de Star Wars y El Señor de los Anillos. Curiosamente, desde el primer momento, el 60% de mis clientes son chicas. Yo pensaba que me compraban para regalar a los chicos, pero me arriesgué a empezar a traer bolsos y joyería y fue un exitazo, quizás también porque la tienda estaba regentada por mujeres y habíamos estado un poco abandonadas en este mundillo. Resulta que a frikis a nosotras no nos gana nadie...«.
Sobre las todavía escasas vocaciones femeninas en el sector tecnológico, la joven empesaria no se explica cómo mujeres de las nuevas generaciones, siendo nativas digitales, no elijan las carreras específicas de TIC, «me parece un misterio». De hecho, suelen reicibir alumnos de varios centros de estudios de Logroño para hacer prácticas en La Frikilería «y no es que solo vengan chicos, es que siempre nos cuentan que no hay ninguna o casi ninguna alumna en la clase». «No sé si se debe a la falta de referentes, pero está claro que el futuro está en las TIC y vamos a necesitar a muchísimos profesionales en este sector, difícilmente vamos a salir adelante si, como sociedad, estamos siendo incapaces de atraer hacía estas opciones formativas nada menos que al 50% de la población».
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