El pueblo, ya sea el propio o el ajeno, es algo así como un comodín perenne que lo mismo te salva un fin de semana, que parte de las vacaciones de verano, que te sirve de refugio ideal para hacer frente a una pandemia global. ... Es lo que tienen los pueblos, que siempre están ahí. Una especie de red de seguridad que por muchos despechos que le hayas provocado te acoge con los brazos abiertos. Lo mismo esto acaba con La Rioja vacia....
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El 11M, el del 2020, se convirtió en el día D de la educación riojana: la primera jornada de vacaciones («no son vacaciones», recordó el consejero de Educación frustrando la expectativas de más de uno que, para cuando habló Cacho, ya había consumido su crédito mensual a mandos de la Play) para toda la comunidad educativa. El día en que se activaron tantos planes de contingencia domésticos como alumnos hay en la región. Cada uno el suyo. Abuelos, tíos, flexibilidad laboral, cuidadoras...
El nuestro ha sido el pueblo. Sorzano. A poco más de 20 kilómetros de Logroño remontando la Nacional 111 y desviándote hacia las faldas del Moncalvillo, que desde ayer es nuestro vecino. No es una cuestión de paranoia por el coronavirus, es una mera fórmula de supervivencia familiar. Al menos esa es la idea (la de sobrevivir): 15 días con dos pequeñas encerradas en un piso y con los movimientos limitados (lo de ir al parque, explica una pediatra riojana, es como jugar a la ruleta rusa) se perfilaba como un escenario apocalíptico. Afortunadamente en nuestro caso está Sorzano, un trozo de jardín y suficientes kilómetros de caminos rurales en los que desfogarse.
Ayer fue día de trabajo y mudanza para los mayores y día de televisión y películas para las pequeñas. Como Paco Martínez Soria cuando iba a la ciudad pero al revés. Cargados hasta las trancas. ¿Quién puede sobrevivir sin el castillo de Pin y Pon, tres bebés llorones, infinidad de lo que un día fueron plastilinas multicolores y hoy poco más que una gran bola de color indeterminado y demasiados juegos de mesa?¿Cuántas veces seguidas puede ver un niño la misma película? Es casi obsesivo, digno de tesis doctoral. Ayer fue el día de 'La Familia Addams'. Siempre pienso que se aburren menos de lo que se merecen, que el aburrimiento es, en su justa medida, la mejor herramienta para estimular a los más pequeños.
Hoy comienza la nueva rutina, la marcada con el coronavirus en una especie de cuarentena autoimpuesta. La de trabajar desde casa (los mayores) y la de hacer la tarea. Porque desde el cole, por si había alguna duda, ya han llegado las primeras fichas para que las niñas continúen trabajando. Aumentativos y diminutivos tocan esta semana.
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Trabajar desde casa no es la panacea, salvo por las vistas, que no es lo mismo ver Vara de Rey que las peñas de Islallana... Es algo así como la demostración de que todas las leyes de Murphy, de la primera a la última. No se dice el pecador, pero si el pecado: ayer alguien aseguraba que en su casa había comenzado una especie de batalla por la supervivencia en la que solo puede quedar uno. Sobreviviremos. Al menos al coronavirus. ¿A los hijos? Quién sabe...
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