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El 20,9% de la población riojana vivía el pasado año en riesgo de pobreza o exclusión social, según refleja el XIII Informe 'El Estado de la Pobreza', basado en los resultados de la tasa Arope (siglas de At Risk Of Poverty and Exclusion, En ... riesgo de pobreza y/o exclusión), presentado esta mañana por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en La Rioja (EAPN La Rioja).
El estudio señala que se ha producido un ligero descenso, solo del 0,4%, en la tasa de personas en riesgo de pobreza o exclusión respecto a 2021, lo que implica 1.000 personas menos en esta situación en La Rioja. Una leve recesión teniendo en cuenta que en 2021 La Rioja vivió su máxima tasa de pobreza (21,3) en todo el histórico de las mediciones Arope, que se realizan desde 2015, según ha explicado la presidenta de EAPN La Rioja, Silvia Andrés, a quien han acompañado en su comparecencia dos miembros de la junta directiva de la asociación, Juan Antonio Meléndez y Ana Ganuza.
Según han resaltado, la disminución es notablemente inferior a la del total nacional, que ha sido de 1,8 puntos porcentuales y supone la menor reducción en el ámbito autonómico en términos relativos (-1,5%). En el ámbito nacional, el descenso de la tasa Arope significó que unas 840.000 personas dejaron de estar en riesgo de pobreza o exclusión. Aun así, en esta situación se encontraba el 26% de la población (12,3 millones de personas), es decir, uno de cada cuatro habitantes del país.
Al analizar la evolución de la pobreza en La Rioja, el informe constata que desde 2015, el año designado para evaluar la Agenda 2030, no se ha logrado reducir el número de personas en situación de riesgo de pobreza y/o exclusión y se encuentra en niveles ligeramente superiores al de entonces, que era del 20,7 %, lo que supone que hay unas 1.200 personas más en riesgo de pobreza. Los datos son también peores a la situación previa a la gran recesión económica. Si nos remontamos a 2008, cuando se calculaba el Arope con distinta metodología, vemos que la población en riesgo de pobreza ha aumentado un 0,6%, lo que supone 2.500 personas más en riesgo de pobreza. Y lo que es peor, las cifras muestran que La Rioja se aleja en más de 16.000 personas del objetivo marcado por la Agenda 2030 para el año pasado, que definía como reto una reducción de la población en situación de pobreza hasta las 50.368 personas.
El informe profundiza en la reducida mejora de la tasa Arope en La Rioja y en sus variaciones en función del sexo. Mientras la pobreza baja un 1 punto porcentual entre la población masculina, entre las mujeres crece 0,3 puntos, lo que incrementa la brecha de género. Así, de las personas en riesgo de exclusión, el 19,1% eran hombres, frente al 22,7% de mujeres.
Teniendo en cuenta la edad, en esta ocasión, destaca el descenso del grupo de menores en el índice de pobreza (que se sitúa en el 21%, 5,4 puntos menos), lo que hace que el índice de pobreza sea similar en todos los grupos de edad. Destaca además un descenso de la tasa Arope en las personas que viven en hogares en los que hay menores (19,5%, 3 puntos menos), mientras que, por primera vez, es superada por la del resto de personas (22,2%, 2,3 puntos más).
En cuanto a la distribución geográfica de la pobreza, a lo largo de toda la serie histórica, salvo en 2016, son las zonas rurales las que experimentan mayor incidencia. En 2022, en dichas zonas la pobreza alcanzó el 27,8 % de la población, superando en 9,1 puntos a la registrada en zonas urbanas.
Pese a todo lo anterior, La Rioja se sitúa como la séptima región con menos población en riesgo de pobreza y/o exclusión, según el mencionado informe Arope, que se realiza combinando tres indicadores clave: riesgo de pobreza, privación material y social severa (PMSS) y hogares con baja intensidad de empleo (BITH).
El riesgo de pobreza se sitúa en La Rioja en el 16,6%, lo que supone un incremento de medio punto respecto a 2021, continuando la tendencia creciente de los tres años anteriores. Eso significa que, en términos absolutos, al cierre del año pasado había en la Rioja 53.000 personas en situación de pobreza, con mayor incidencia en la población femenina (30.000) que entre la masculina (23.000).
Además, destaca que un tercio (33,3%) de la población pensionista (unas 24.000 personas) recibe una pensión inferior a la cuantía mínima considerada para no ser pobre; y que en el 46% de las pensiones de viudedad, la inmensa mayoría correspondientes a mujeres, la cuantía tiene un importe inferior al umbral de la pobreza, fijado en 2022 en 721 euros por paga (calculando 14 pagas. El 13,7% de los pensionistas tiene ingresos que los sitúan directamente en pobreza severa (pagas inferiores a 480 euros al mes, calculado con 14 pagas). La pobreza severa, alcanza al 14,7% del total de pensionistas (un punto más que en La Rioja).
En este epígrafe, la vivienda es un factor estructural de gran importancia para determinar la pobreza. En La Rioja, el 38,1% de la población pobre tiene gastos de vivienda superiores al 40% de su renta disponible, una cifra que se desploma hasta solo el 0,7% en el colectivo de personas que no están en pobreza.
Al igual que sucede en el ámbito nacional, los datos de pobreza severa descienden en 2022 con respecto al año anterior, cuando en La Rioja experimentaron una fuerte subida (más de 3 puntos entre 2020 y 2021). En concreto, el año pasado el 6% de la población (8,9% en España) sufría pobreza severa. Este parámetro se mide con un umbral del 40% de la mediana de renta nacional; es decir, el porcentaje de personas que viven en hogares con un ingreso máximo de 560 euros mensuales por unidad de consumo.
Este dato ha ido mejorando en los últimos años, sin embargo, aún se encuentra en índices más altos a la situación previa a la gran recesión económica. En 2008, el 4,5% de la población riojana estaba en pobreza severa, un punto y medio menos que en 2022. Esta situación golpea con más fuerza a los menores de edad, donde se encuentra la tasa más elevada por grupos de edad, pese a ser también la que mejora en mayor medida (se sitúa en un 8,4%, 4,3 puntos menos que en 2021).
Este indicador determina 13 ítems de carencia (cuestiones como la capacidad de asumir gastos de la vivienda, pagar la calefacción, hacer reparaciones o participar en actividades de ocio) y considera que una persona sufre Privación Material y Social Severa cuando no puede asumir 9 de esos 13 parámetros.
Más de 12.000 personas vivían en esta situación de privación en 2022, 4.000 menos que el año anterior. Esto supone un índice de un 3,9% de riojanos que padecen estas privaciones. La cifra es mejor que la media nacional (3,8 puntos menos) y sitúa a La Rioja como la segunda comunidad con mejores datos en este indicador.
53.000 personas
hay en riesgo de pobreza en La Rioja, 30.000 mujeres.
36,1% de los habitantes
de la comunidad tiene dificultades para llegar a fin de mes
38,4% de los riojanos
, 2 de cada 5, estaría en situación de pobreza sin rentas del escudo social.
Las personas que sufren en mayor medida estas privaciones son las de 65 o más años (el 5,2%), franja de edad que experimenta mayor incremento. Esta situación afecta también al 2,2 de los hogares con menores, un 65% menos que en 2021.
En cuanto a las carencias de las que adolecen en mayor medida los riojanos destacan el hecho de que no pueden permitirse reemplazar mobiliario estropeado (19,9%), no tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos (19,6%) y les resulta imposible irse de vacaciones al menos una semana al año (18,3).
Este indicador revela además que el 36,1% de los riojanos tiene dificultades para llegar a final de mes, un dato que encadena tres años seguidos de incremento, desde 2019, aumentando un 42% desde entonces.
El indicador BITH analiza la situación de las personas entre 0 y 64 años que viven en hogares en los cuales trabaja menos del 20% de las personas que potencialmente podrían tener empleo. En esta situación, en hogares de baja intensidad de empleo, vivían el año pasado 15.000 personas en La Rioja, un 6,1% de la población menor de 64 años residente en la comunidad, un 8,9% menos que en el año anterior, lo que supone que 1.500 personas salieron de esta situación. En comparación con 2015, esta tasa se ha reducido casi a la mitad y 13.000 personas han dejado de sufrir baja intensidad de empleo en el hogar.
El informe se detiene, asimismo, en el análisis de la renta media y la desigualdad. En La Rioja, la renta media por persona fue en 2022 de 13.538 euros (626 más que en 2021) y de 19.819 euros (1.061 más) por unidad de consumo. Con esos datos, La Rioja se sitúa como la octava comunidad con renta más elevada. El índice de desigualdad ha experimentado una tendencia descendiente desde 2015 y es el tercero más bajo de toda España, por encima de Aragón y Galicia.
Finalmente, la investigación de EAPN analiza la incidencia de la acción de las Administraciones Públicas en estos datos. En el caso de La Rioja, tras el impacto que tuvo el escudo social en la contención de la pobreza en 2021, el efecto de las transferencias se redujo el año pasado a niveles inferiores a los de antes de la pandemia, pero, sin embargo, siguen teniendo un papel muy importante, ya que sin ninguna transferencia de renta del Estado (pensiones, ayudas…), la situación de pobreza se duplicaría en La Rioja, alcanzando a casi 2 de cada 5 riojanos (38,4% de la población). La pobreza severa crecería hasta el 27,9 de los habitantes de la región, según han alertado los representantes de EAPN, una entidad que en la comunidad esta integrada por Cáritas, Cocina Económica, Cruz Roja, La Rioja sin Barreras, Pioneros, Plena inclusión, Asociación Promoción Gitana, YMCA, Movimiento por la Paz y Rioja Acoge.
Jorge, 18 años Usuario de Pioneros
Para Jorge, como para tantos jóvenes, el gran drama es el laboral, la falta de un empleo estable y de calidad. Con la mayoría de edad recién cumplida, este riojano, que llegó con tres años a la comunidad desde su Colombia natal, trata de fijar su sendero con el apoyo de Pioneros.
«Llevo bastante tiempo con Pioneros, llegué por una serie de problemas y me han ayudado muchísimo, también con el empleo. A mí me ha gustado poco estudiar, pero no me he quedado quieto a la hora de trabajar, pero casi siempre empleos temporales. En la asociación, desde el área de empleo, me enseñaron a elaborar un currículum, a comportarme en una entrevistas de trabajo, a trabajar las competencias personales... Ahora desde hace un mes he conseguido, en una empresa del sector de la agroalimentación, un contrato de un mes y de jornada completa, aunque cobro por horas», resume.
Admite que «el gran problema de los jóvenes es el empleo claro, porque suele ser temporal y muy precario», pero no se rinde: «Es duro, pero hay que aguantar, es lo que toca, la vida no es fácil y si quieres tener algo, te lo tienes que ganar». Él ha optado por el optimismo. «Mi vida ha cambiado un montón en el último año y ahora en noviembre voy a empezar un curso de carretillero y eso me puede dar más posibilidades de trabajo. Yo lo que quiero es trabajar, de lo que sea, porque sé que una persona que tiene estudios va a tener trabajo mucho más fácil y va a ganar muchísimo más que una persona que no los tenga, pero si piensas en positivo te van a salir bien las cosas y si piensas en negativo te saldrán mal», asegura para soñar con «un empleo estable y una remuneración remunerado adecuadamente, aunque también me planteo en emprender para tener trabajo y darle trabajo a los demás».
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