La población envejece e inevitablemente también lo hace el censo de conductores riojanos que se ponen al volante. De hecho, según los últimos datos facilitados por la Dirección General de Tráfico (DGT), el pasado año había registrados 12.014 mayores de 74 años con ... distintos tipos de permisos de conducir en la región. Todos ellos, a pesar de que solo representan el 5,9% del total (hubo 202.540 conductores en 2022), forman parte de una estadística que cada vez es más numerosa: su cifra se ha incrementado un 31% en la última década. En 2012 eran solo 9.169, en 2019 superaron la barrera de los 10.200; en el año del covid fueron 11.139 y, ya en 2022, 12.014.
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«Cada día hay un mayor envejecimiento de los conductores, que con 70 o 75 años pueden seguir conduciendo y lo hacen porque, a pesar de que sí que contamos con una edad mínima para obtener el carné de conducir, como los 18 años para el permiso B, no hay una edad máxima a partir de la cual no puedan conducir. A la hora de renovar, aunque tengan más edad, tienen que pasar las mismas pruebas con 30 que con 65 años», asegura Beatriz Zúñiga, jefa provincial de Tráfico en La Rioja.
Los motivos por los que siguen al volante son muy diversos: por la independencia, por la reticencia a dejar de utilizar el coche por los años de experiencia, por su empleo exclusivo para los trayectos cortos... «Poder conducir les genera cierta libertad y a la gente mayor que ya tiene años de conducción y de experiencia, muchas veces les cuesta dejar el coche. Les gusta esa seguridad y esa libertad que les da el vehículo, aunque todo depende de sus circunstancias personales, porque igual hay gente que solo lo coge en los municipios pequeños para desplazarse a una huerta o a una finca», explica Zúñiga. Ahora, además, también existen «más alternativas» de transporte para los mayores, si bien «hay conductores que priman más la libertad que les da el vehículo que el dejar el coche aunque los trayectos sean cortos».
24.642 jóvenes
menores de 30 años tenían en 2022 su permiso de conducir vigente.
El problema está, como apunta la jefa provincial de Tráfico en La Rioja, en que «hay conductores que igual han perdido ciertas condiciones psicofísicas y también a nivel psicológico de los que, si no hay comunicación, no tenemos conocimiento de ello y siguen conduciendo». De ahí la «preocupación» derivada de esta pérdida de facultades. «Hay personas mayores que han podido perder reflejos y que, hasta que no acuden a un centro de reconocimiento, no lo sabemos», señala Zúñiga mientras añade que esta preocupación también se extiende a los jóvenes. Todo debido, en parte, a que «cada día vemos gente joven con problemas de dependencia en consumos de sustancias o con problemas psíquicos». Por ello, «nos preocupa no solo la gente mayor que, por edad, haya perdido reflejos o tenga ciertos problemas físicos, sino también los jóvenes que tienen problemas físicos y mentales, que también hay que controlarlos».
Beatriz Zúñiga
Jefa provincial de Tráfico en La Rioja
A la hora de renovar los distintos permisos, el Anexo IV del Reglamento General de Conductores determina las pruebas que se deben de hacer y las condiciones psicofísicas que se tienen que valorar... pero no están adaptadas a la edad. «Hay pruebas, como en las que se comprueba la visión o los reflejos, que deben hacerse igual se tenga la edad que se tenga», apunta Zúñiga. De ahí que se pretenda «modernizar» y «actualizar» este Reglamento «para mejorar esas pruebas no solo para la gente mayor, sino para todas las edades». Sobre todo, porque esta normativa «tiene 13 años y ha habido avances a nivel tecnológico y de medicina que pueden dar lugar a que se desarrollen otro tipo de pruebas para que haya una mejor valoración de las condiciones psicofísicas del conductor».
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Mientras, el censo de jóvenes menores de 30 años al volante es cada vez menos numeroso. Estos conductores han pasado, de hecho, de los 25.852 que hubo en 2018 a los 25.714 de 2019; a los 24.963 del año del covid; a los 24.824 de 2021 y a los 24.642 del pasado año. Un descenso del 5% producido en el último lustro que, a juicio de la jefa provincial de Tráfico, está fundamentado en diversos motivos. «Hace diez o quince años todo el mundo, cuando tenía 18 años, lo primero que quería hacer era obtener el permiso de conducir, pero ahora ya no, por la situación económica actual y porque también existen otras prestaciones diferentes, como las aplicaciones para compartir vehículo, los patinetes o el fomento del transporte público».
En todo ello también influye, además, que tener un coche a día de hoy «conlleva una serie de gastos económicos, como el derivado del carburante o del seguro del vehículo, que no todos los jóvenes se pueden permitir». De ahí que, en la actualidad, se detecte desde la DGT que «si no es por trabajo o por una situación concreta, se obtiene el permiso de conducir más tarde y, a no ser de que no se prorrogue ese permiso, aunque tengan ya mucha edad o cierta antigüedad al volante, siguen conduciendo aunque sean más mayores», concluye Zúñiga.
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