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Catedrático de Geografía Humana de la Universidad Complutense de Madrid, la misma de la que fue rector de 1995 a 2003, Rafael Puyol, también presidente de UNIR, está especializado en demografía. Desde su experiencia está convencido que de las entidades financieras deberían mimar más ... a los senior, darles más apoyo, porque aquellos con menores capacidades tecnológicas pueden sentirse desvalidos.
– ¿Juegan con desventaja los mayores en esta revolución digital?
– Creo que las personas mayores, de acuerdo a las estadísticas, mejoran poco a poco sus capacidades tecnológicas. No se puede decir con carácter general que las personas mayores, por el hecho de serlo, son analfabetas digitales. Ni mucho menos. No tienen la facilidad que tienen sus nietos para moverse en la red, pero tampoco son completamente analfabetos digitales. No obstante, las generaciones más mayores de los 'baby boom' y lo que llamamos los veteranos, que son la generación anterior a estos, esos sí que hemos comprobado que tienen una capacidad tecnológica mucho más reducida porque su nivel de estudios no es tan elevado. Y es que podemos observar una cierta relación entre tener una titulación más elevada y una capacidad tecnológica y, por el contrario, tener una titulación más baja y tener una menor capacidad tecnológica. Sí hay unas generaciones de mayores, que son las primeras del 'baby boom' y los veteranos, que para sus transacciones bancarias y para cualquier otra actividad que suponga el uso de las nuevas tecnologías sí que necesitarían mayor apoyo y mayor ayuda. Solos se ven muy desvalidos, esto es lo que ha favorecido que se haya formado ese gran grupo, auspiciado por el médico valenciano, que pide a las entidades bancarias que las personas puedan ser atendidas en las sucursales porque ellos no se mueven bien en la red.
– ¿La red les causa temor?
– Sí, en el caso de algunas personas mayores tienen un miedo terrible a que el mal uso de las nuevas tecnologías pueda suponer algún problema en sus propias cuentas bancarias, están a la orden del día los fraudes realizados a través de las cuentas bancarias de las personas. Estas personas sí merecen ser ayudadas y, por tanto, la decisión de algunos bancos de alargar la atención al público es una buena decisión. Con el paso del tiempo este problema se irá resolviendo porque las que vayan alcanzando edades altas vendrán mucho mejor preparadas.
POBLACIÓN
– ¿Cómo puede afectar el cierre de las oficinas bancarias?
– Es uno de los factores que, junto con otros, está motivando el abandono. Hay otros servicios, como los sanitarios o los farmacéuticos que también están dejando de estar presentes en muchos pueblos de la España despoblada y estos son factores de despoblación. El despoblamiento ya no es muy intenso porque la gente joven ya se ha ido y las que quedan son personas con edades avanzadas. Estas personas no se plantean la alternativa de marchar del pueblo por falta de posibilidad de ir a otro lugar, pero echan mucho en falta la existencia de servicios que les permitieran una vida más fácil. De tal manera que cuando hablamos de los factores que tratarían de corregir la situación de despoblamiento, o por lo menos evitar que se siguiera produciendo con la misma intensidad, mencionamos varios factores. Uno de ellos es la vivienda, porque tener viviendas dignas y con determinados servicios son imprescindibles. En segundo lugar, tener una serie de servicios que les permitieran un modo de vida razonable; y en tercer lugar, que haya una conectividad grande porque sin ella no se puede trabajar y hoy en día hay una parte del territorio demasiado extensa sin esa conectividad. Por último, algunas medidas de naturaleza fiscal.
– ¿Qué cree que deberían hacer las entidades financieras con esta población mayor?
– Los bancos tendrían que mimar a la población senior porque muchos de nuestros mayores tienen una cierta capacidad adquisitiva, son usuarios habituales de lo que llamamos la 'silver economy', la economía plateada. Ofrecerles buenas condiciones, productos específicos como la hipoteca inversa, productos financieros que les permitieran capitalizar los ingresos que tienen. El número de personas mayores de 65 años está creciendo de una manera significativa y eso debería ser un elemento a considerar por las entidades bancarias para tratarlos con un cariño muy especial.
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