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Una diana doble frente al cáncer colorrectal y de posible aplicación en otros tumores, como el de mama o el de laringe, y con sello riojano. El Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (Cibir), el Hospital Universitario San Pedro y la Universidad de La ... Rioja han logrado identificar un nuevo biomarcador, una molécula llamada MDL1AS, para diagnosticar más precozmente el cáncer colorrectal y predecir la supervivencia de los pacientes, además de abrir la puerta al posible desarrollo futuro de terapias innovadoras.
«Estamos hablando de medicina personalizada, porque cada vez nos damos cuenta de que más que enfermedades lo que tenemos son pacientes y que cada paciente tiene una historia especial y una serie de mutaciones en los tumores que hacen que el tratamiento tenga que ser específico para ese paciente más que para un tipo de cáncer concreto», ha explicado Alfredo Martínez, jefe de grupo de Oncología en el Cibir, quien ha resaltado que en ello «juegan un papel muy importante los biomarcadores, que son moléculas cuyos niveles nos pueden decir primero si hay una enfermedad o no, los biomarcadores diagnósticos, como el PSA de la próstata; y qué va a suceder con esa persona, los biomarcadores de pronóstico, que permiten a los médicos establecer cuál es la terapia específica para esa persona».
El nuevo biomarcador, que tiene tanto importancia pronóstica como diagnóstica, ha podido ser descubierto gracias a una investigación iniciada con la tesis doctoral de Alfonso Martín Carnicero, médico del servicio de Oncología del Hospital San Pedro. En la misma participaron una cohorte de pacientes del complejo hospitalario logroñés con un diagnóstico de cáncer colorrectal avanzado. De las biopsias realizadas a los pacientes se obtuvo el RNA y, a continuación se procedió a la secuenciación masiva de todo el genoma, una cantidad enorme de datos durante cuyo análisis se detectó la molécula MDL1AS. Los investigadores comprobaron que aquellos pacientes que tenían un nivel elevado de esta molécula tienen más posibilidades de supervivencia, de hasta el 95%, de los que tienen un nivel inferior, cuyas probabilidades de superar la enfermedad caen al 50%.
«Es una información muy interesante para el doctor que está tratando al paciente porque puede saber el pronóstico desde el momento del diagnóstico y optar por una terapia u otra o por una mayor vigilancia», ha aclarado Alfredo Marínez, quien ha añadido que en la investigación y en la publicación (en la revista 'Cancers' -https://doi.org/10.3390/cancers16050960-) «hemos intentado dilucidar también cuál es la actividad biológica de esta molécula y modular la expresión de este gen y sus niveles con el objetivo de poder desactivar en un futuro parte de las funciones de las células tumorales lo que podría impulsar terapias innovadoras frente al cáncer. Es una apuesta de futuro, algo que tendremos que ir desarrollando, y por ello se ha protegido toda esta investigación con una patente tanto de los biomarcadores como de la posible nueva terapia».
«Desde el punto de vista práctico este hallazgo podría ayudarnos en un futuro a determinar si un paciente tiene más o menos probabilidades de recaer o no, lo que quizás nos permitiría adaptar el tratamiento: más intensivo en aquellos que tengan más probabilidades o menos agresivo en el resto; además de adaptar también el seguimiento de los pacientes», ha destacado, por su parte, Alfonso Martín, médico de Oncología del San Pedro, que ha aclarado que la investigación han permitido descubrir que «esta molécula puede ser empleada para el diagnóstico de otros tipos de cáncer, incluyendo el de mama y laringe».
Durante la presentación del hallazgo también ha intervenido la consejera de Salud y Políticas Sociales, María Martín, a quien han acompañado, entre otros, el director gerente de Fundación Rioja Salud, Juan Carlos Oliva; el director de Investigación del Cibir, Eduardo Mirpuri; y el científico del grupo de investigación en Biomarcadores, Inteligencia Artificial y Señalización de la Universidad de La Rioja, Ignacio Larráyoz.
«Este un ejemplo de cómo con la colaboración de dos instituciones como la Universidad de La Rioja y el Gobierno de La Rioja a través de la Consejería de Sanidad, Fundación Rioja salud y del Seris se generan hallazgos tan importantes como éste, un hallazgo que promete, tiene mucho futuro y va a ser muy beneficioso para muchas personas», ha destacado María Martín, quien ha reiterado su llamamiento a la participación en los cribados oncológicos, porque «un diagnóstico precoz es la base para que una enfermedad deje de ser muy grave o mortal y pase a ser crónica».
El cáncer colorrectal, cuyo día mundial se celebra el próximo domingo, 31 de marzo, es uno de los tumores más frecuentes en La Rioja; de hecho el de mayor incidencia si se tienen en cuenta ambos sexos, ya que es el segundo entre las mujeres, después del de mama, y también el segundo entre los hombres, tras el de próstata.
Asintomático en etapas tempranas, es clave para su diagnóstico precoz el cribado. El Servicio Riojano de Salud cuenta desde el año 2010 con un programa de Detección de Cáncer de Colón y Recto dirigido a personas de entre 50 y 74 años. El año pasado de las 27.582 personas invitadas, tomaron parte 17.872, lo que supone una tasa del 65%.
Con unos 350 tumores de este tipo diagnosticados cada año en La Rioja, solo el pasado año los cribados permitieron descubrir 20 cánceres y 225 adenomas (lesiones preneoplásicas).
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