El CIBIR incorpora la radiocirugía para pequeños tumores cerebrales

La nueva terapia, que evitará el desplazamiento de una treintena de pacientes a otros centros de referencia fuera de La Rioja, está indicada para pequeños tumores en el cerebro y metástasis, pero se ampliará para el tratamiento de nódulos pulmonares y neurinomas del acústico, un tumor poco frecuente no canceroso que se forma en el nervio principal (vestibular) que va del oído interno hasta el cerebro. Otro de sus beneficios es que la administración de la radiación dura unos pocos segundos y no es dolorosa, y el paciente puede, al finalizar el tratamiento, continuar con normalidad su vida normal.

La consejera ha querido felicitar, por este nuevo avance, a la Fundación Rioja Salud, encabezada por su gerente Sergio Martínez, y a todos los «magníficos y jovencísimos profesionales que han incorporado esta técnica para minimizar el sufrimiento de los pacientes que padecen enfermedad oncológica y puedan así ser tratados aquí en su casa, en su tierra». Para Alba, no solo se trata de técnología médica, «hablamos de personas que tratan a personas, de calidad humana en la atención y de personalizar la atención al paciente».

Por su parte, el jefe de Oncología Terápica, Gustavo Sola, ha explicado que una sola sesión de radiación es capaz de destruir la lesión tumoral, sin dejar secuelas para el paciente: «Hemos empezamos con cerebro, con tres casos, y después seguiremos con pulmón, y con algunas lesiones de abdomen, para en el futuro cubrir toda la economía según el progreso de la evidencia científica». Según sus palabras, cada vez se pueden hacer más tratamientos de tipo radical, «que son aquellos que se hacen en pacientes que pueden ser curados de su enfermedad oncológica».

Ha explicado que la radiocirugía cerebral exige la utilización de sistemas de radiación de alta precisión utilizados por equipos de especialistas bien entrenados en la técnica. «Se trata de una técnica no invasiva y que permite administrar una dosis alta de radiación a pequeñas lesiones intracraneales, de una manera precisa y exacta, mientras se reducen al máximo la dosis que recibe el tejido sano circundante. El objetivo es administrar dosis que destruyan el tumor y logren un máximo control local. Ossola ha indicado que el coste de cada aparato donado por Amancio Ortega oscila entre los 4 y 5 millones de euros.