El Cibir avanza hacia un fármaco frente a la ceguera causada por glaucoma

«Nuestros investigadores del Cibir llevan más de 30 años trabajando en el campo ocular para poder buscar remedio a esta y a otras causas de enfermedades y hoy lo que podemos contar es que a través de esas más de tres décadas de investigación se ha dado el primer paso que es el descubrimiento de que hay una sustancia, el azul de metileno, que frena la consecuencias del glaucoma, un primer paso para poder seguir investigando y hallar esos fármacos que sean de aplicación en seres humanos», ha destacado en la presentación de los resultados del estudio María Martín, consejera de Salud y Políticas Sociales, a quien han acompañado en su comparecencia el director gerente de Fundación Rioja Salud, Juan Carlos Oliva; el director de Investigación del Cibir, Eduardo Mirpuri; y los científicos del centro de investigación Alfredo Martínez, Rafael Peláez y Álvaro Pérez Sala.

El estudio fue llevado a cabo en modelos animales de experimentación, en los cuales se indujeron condiciones de hipertensión ocular. Durante un periodo de siete días los animales fueron divididos en dos grupos. El primero de ellos fue tratado con dos inyecciones diarias de azul de metileno y al segundo le fue administrado en las mismas ocasiones pero sin el emplear azul de metileno. Los resultados revelaron que el tratamiento con azul de metileno logró restaurar significativamente las funciones visuales y prevenir la pérdida de neuronas en la retina.

«Lo que hemos hecho ha sido hacer en un modelo animal un glaucoma, un problema que consiste en que aumenta la presión intraocular dentro del ojo. El ojo tiene una serie de componentes líquidos y va habiendo un flujo de ese líquido, entra por un sitio y sale por otro y normalmente hay una presión adecuada para que se mantenga la fisiología del ojo, sin embargo si hay algún tipo de fallo en ese drenaje del ojo aumenta la cantidad de líquido y la presión ocular, lo que puede causar un daño en el nervio óptico y que algunas neuronas de la retina mueran», ha explicado el doctor Alfredo Martínez, responsable del Grupo de Angiogénesis, del área de Oncología del Cibir, quien tras señalar que «la causa del glaucoma es la presión intraocular y la medicación que se da son fármacos que rebajan esa presión intraocular», ha explicado que «sin embargo, nosotros nos hemos fijado más en la segunda fase, en esa muerte de las neuronas y lo que buscamos es generar medicamentos que reduzcan esa muerte neuronal que, en definitiva, es el culpable último de que se produzca la pérdida de visión. Sería un tratamiento complementario a los actuales».

En este sentido, ha resaltado sobre el azul de metileno, una sustancia química que ya se usa, por ejemplo, en antídotos frente a ciertos venenos y se utiliza también en otra serie de casos en la clínica, que «sabemos que tiene un alto perfil de seguridad. Es una sustancia química que absorbe algunos radicales libres, como por ejemplo el óxido nítrico, que se ha visto que en oftalmología es un componente que daña mucho la retina y que también está implicado en la patología. Usamos el azul de metileno como un antídoto frente a ese óxido nítrico que se produce y al probarlo en animales de laboratorio hemos podido demostrar que es capaz de reducir la muerte neuronal que se produce por el aumento de la presión intraocular».

«Tras la administración del azul de metileno a los animales hemos comprobado mediante estudios funcionales de electrorretinografía, que es ver cómo la electricidad o la señal pasa a lo largo de las capas de la retina, que los daños se revierten», ha señalado, por su parte, Rafael Pelaez, investigador del grupo de Biomarcadores del Cibir.

Dado el alto perfil de seguridad del azul de metileno, esta investigación, publicada en la revista Biomedicines y en la que han colaborado científicos del Cibir y del Instituto de Biología Celular y Neurociencias 'Prof. E. De Robertis', de la facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, plantea su potencial como una nueva estrategia farmacológica para combatir la progresión de la neuropatía óptica y prevenir la pérdida de visión en pacientes con glaucoma y, por ello, los investigadores trabajan actualmente en adaptar el tratamiento a un formato de gotas de uso tópico.

«La primera labor es desarrollar un medicamento que emplee este azul de metileno, que sea capaz de llevarlo dentro del ojo y que se mantenga ahí el tiempo adecuado. Eso esperamos que nos cueste al menos dos años más y después, una vez obtenida la patente de ese nuevo medicamento, empezaría todo el desarrollo preclínico que viene a costar otro par de años y después ya todas las fases clínicas, que ya depende un poquito de dinero que haya detrás, fundamentalmente de que una farmacéutica se implique. Al final estamos hablando otro 5 o 6 años en total», ha detallado Alfredo Martínez.

El tratamiento frente a las consecuencias más negativas del glaucoma se antoja crucial debido a la alta incidencia de esta patología, segunda causa de ceguera en todo el mundo, después de las cataratas. En 2020, alrededor de 76 millones de personas se vieron afectadas por esta enfermedad y se espera que estas cifras aumenten hasta los 111 millones de afectado para el año 2040.