Cinco jornadas de juicio y la causa contra Adriana Ugueto, por el presunto asesinato de su hija en la habitación 404 del hotel Los Bracos, en Logroño, se dirime entre la versión de la Fiscalía que apunta a un plan conjunto urdido entre la acusada ... y su madre, Olga Febles, cuyo cuerpo fue hallado en el Ebro dos días después del atroz suceso, y la estrategia de la defensa que pone el foco de la autoría en esta última.
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Dos versiones que inclinan la balanza hacia un lado o hacia otro y que conforme avanzan las jornadas de juicio diseñan un caso que tuvo un trágico denominador común: la muerte de la pequeña Carolina cuando solo tenía 5 años.
En las nueve jornadas de juicio que quedan hasta que el jurado se retire a deliberar para después emitir su veredicto, quedan por despejar las dudas sobre varias de las contradicciones que se han puesto sobre el estrado. En la primera sesión, la propia acusada trató de eximirse de cualquier responsabilidad en el crimen y dirigió toda la culpabilidad hacia su madre, Olga Febles, ya fallecida. La abuela de la pequeña habría sido, según el relato de la defensa, la ideóloga del macabro plan: acabar con la vida de su hija y de su nieta y después suicidarse tirándose al Ebro. Primero las habría dormido a ambas suministrándoles Noctamid y después habría asfixiado a la pequeña e infligido varios cortes a Adriana Ugueto en brazos, muslos y región cervical. Un relato contrario al informe de alta de la unidad de Psiquiatría del 30 de enero de 2020 y la declaración que ella mismo hizo de manera espontánea a los agentes en el hospital. A ellos les indicó que el problema de base era la relación con su expareja y que la custodia de Carolina la tuviera el padre. En el documento médico se vinculaba su ingreso a un intento autolítico que formaba parte de un plan de suicidio en el que había incluido a su hija, según detalló la acusada a los médicos que la atendieron.
En su intervención en el juicio, la acusada también declaró que el 27 de enero de 2020 se despertó en una bañera, llena de sangre y con el agua hasta arriba. No recordaba cómo había llegado allí. Luego vio a la pequeña sobre la cama, no reaccionaba y, sin llamar ni a la policía ni a los servicios de emergencia ni siquiera a recepción se dirigió a la ventana con intención de lanzarse al vacío. La grabación del hotel y la declaración de la recepcionista el pasado miércoles ponen en tela de juicio la versión de la procesada. En las cámaras de seguridad del establecimiento quedó grabado que Adriana salió del hotel entre las 7 y las 8 de la mañana. La empleada del hotel así lo vio también. Su aspecto no le dio buena impresión, así que la siguió durante unos metros. Eso sí, no vio que tuviera manchas de sangre.
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Un día antes, el 26 de enero, a la pequeña Carolina la mataron por asfixia después de suministrarle Noctamid, un fármaco hipnótico que favorece el sueño. Murió entre las 13.30 y las 19 horas, según recoge el fiscal en su escrito. La abuela, Olga Febles, abandonó el hotel a las 17.16 de ese mismo día para dirigirse a la zona de la plaza de toros. Allí se habría lanzado al Ebro. Las cámaras de una cafetería del entorno la sitúan allí por última vez a las 18.30. Luego salió del bar y se dirigió al río. Su cadáver fue encontrado dos días después.
¿Tenía Olga Febles una personalidad tan manipuladora y controladora como para ejercer tanto poder sobre Adriana Ugueto? Según sus hijos y hermanos de la procesada, sí. Durante su declaración describieron a una mujer que dominaba a su hija Adriana: «Mi hermana no era capaz de tomar decisiones. Era manipulada por mi madre», sentenció la hermana.
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En el trágico crimen juega un papel relevante un tal J.R., de nacionalidad inglesa y supuesto empleado de la ONU a quien la abuela hacía responsable de su suicidio y con quien habría contactado a través de las redes sociales. Febles había denunciado en septiembre de 2019 que había sufrido una estafa de un hombre extranjero, a quien habría enviado casi 100.000 euros. Todo apunta a que fue víctima de la estafa conocida como 'Love Scam', en la que un individuo se hace pasar por un alto cargo internacional y asegura vivir todo tipo de desgracias, incluidas enfermedades de sus hijos, persecuciones y detenciones. En una de las cartas de suicidio que deja a su hijo, le cuenta lo que ha vivido y le anima a que la ONU le indemnice a él y a su hermana.
La investigación concluía este viernes en la quinta sesión de juicio que ambas participaron en el trágico suceso aunque cada una tenía su motivación para quitarse de en medio. Febles tenía detrás la losa de la estafa y Ugueto que «no soportaba» no tener la custodia de su hija, según manifestó el jueves la médico que la atendió hasta octubre de 2018.
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