Llegó la época de pelusa: ¿provocan alergia, para qué sirven, cuánto duran?

Cuando llega mayo, el sol ya calienta (últimamente más de lo normal), las plantas florecen, las vacaciones parecen más próximas, pero también se hace evidente la presencia de los chopos. Y lo hace a través de esas pelusas blancas que flotan por la ciudad. Como la nieve, es simpático y fotogénico ver cómo van cubriendo de blanco parques y jardines.

Sin embargo, hay muchas personas a quienes no les gusta esta especie de copos blancos que invaden la ciudad. Porque molestan un poco al caminar, sobre todo si hay viento, porque se meten en la casa y hay que barrer constantemente o porque son altamente inflamables, entre otros motivos. Pero, por encima de todo, hay gente que los rechaza por alergia. Sin embargo, responde a una falsa mala reputación.

¿Alergia a los chopos?

Lo primero que hay que aclarar es que esa pelusa blanca que va y viene a merced del viento no es polen. En realidad se llama vilanos y transporta las semillas del chopo o álamo, cuyo nombre científico es Populus.

Este árbol tiene una manera de reproducirse denominada anemocoria, que consiste en esparcir sus semillas con la ayuda del viento. En este caso, los vilanos están formados por pelos flexibles, aunque en otras especies, como el pino, pueden ser rígidos.

Por tanto, eso que anda flotando por el aire sí puede irritar los ojos o incluso las vías respiratorias, pero no genera una reacción alérgica. Incluso el polen de los chopos, que tiene una baja capacidad alergénica, sale un mes y medio antes de que las pelusas se vean.

«El polen del chopo es de invierno, febrero, marzo y no produce alergias respiratorias o son de las menos potentes», indica el doctor Ángel Blasco, jefe de la sección de alergología del Hospital San Pedro de Logroño.

Lo que puede ayudar a la confusión es que cuando el chopo suelta sus semillas coincide con la polinización de otras plantas que sí tienen un polen que genera reacciones en muchas personas. En La Rioja, especialmente, con plantas gramíneas y olivos.

«No es alérgico, sí tiene una acción irritativa sobre la vía respiratoria. Lo que pasa en ciudades como Logroño o La Rioja en general, es que este proceso coincide con la polinización de plantas que sí son alérgicas, que liberan su polen al ambiente», explica el doctor Humberto Rondón Cepeda, del hospital Viamed Los Manzanos.

Por tanto, la pelusa no es polen, pero sí puede transportar el de otras plantas. Los vilanos pueden trabajar, de modo pasivo, como propagadores, pero también de polvo, esporas y todo lo que se adhiera a él. Sin embargo, según los alergólogos no generan mayor incidencia en los alérgicos.

«Puede ayudar a dispersar el polen, pero no lo necesitan. En pacientes alérgicos, probablemente hacen que tengan síntomas irritativos por la pelusa como tal y el polen que lleva impregnado desarrolla síntomas. Aunque también los podrían presentar porque el polen está en el ambiente», dice el alergólogo Boscón.

El doctor Blasco explica que incluso podría ser beneficioso para los que sufren alergias. «Los alergólogos no hemos podido demostrar que los vilanos transporten otros pólenes. Sí hay referencias de biólogos que comentan que estas bolas pueden actuar filtrando y recogiendo otros pólenes que hay en el aire, lo que podría disminuir la cantidad del mismo en el ambiente».

Eso sí, Blasco, advierte de que las personas alérgicas «tendrían que evitar es ir hacia esas acumulaciones y remover porque, aparte de estar removiendo los vilanos también pueden estar expuestos al resto de pólenes y darles problemas».

Pero sí son inflamables

Otra característicade la pelusa de los chopos es su alta combustión. Estos copos están formados por fibras que están prácticamente deshidratadas y en su interior hay una gran cantidad de aire, lo cual permite avanzar al fuego sin mucha dificultad y con gran rapidez. Eso explica las imágenes donde se ve una gran acumulación de villanos arden en parques o jardines.

Sin embargo, a diferencia de lo que parece en los vídeos, pueden ser muy peligrosos en la propagación de incendios. Si el verde césped no arde es porque su densidad requiere mayor tiempo de exposición a una temperatura para encenderse. Pero en otros casos donde el entorno es más seco y hace más calor la acumulación de vilanos y semillas puede generar un fuego peligroso.

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