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Made in China. El país asiático se ha convertido en el principal proveedor de importaciones de la economía riojana en lo que va de año. Desbanca así a países europeos como Alemania, Francia e, incluso, Portugal, debido a dos factores. Por un lado, a ... la enrevesada situación geopolítica que vive Europa desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Y, por otro, los importadores riojanos han acelerado las compras a China ante el riesgo de que la política 'COVID cero' impuesta por las autoridades del gigante asiático confine a la población, con el consiguiente cierre temporal de fábricas y colapso de la producción y, por supuesto, de la distribución.
El enorme salto dado por los productores chinos se produce en un año (los datos de comercio exterior abarcan de enero a agosto) en el que La Rioja consigue mantener un saldo positivo vendiendo más al exterior (1.396,44 millones) que lo que compra (1.163,02 millones). Ahora bien, el saldo (la diferencia entre exportaciones e importaciones) se estrecha hasta los 233,43 millones y la tasa de cobertura (120,1%) ya es catorce puntos inferior a la que había en el acumulado de los ocho primeros meses del pasado ejercicio (134,5%).
La buena noticia es que la región retiene el histórico balance positivo que ha caracterizado sus relaciones comerciales con el extranjero. La mala, advierte en declaraciones a este diario el presidente de la Cámara de Comercio de La Rioja, Jaime García-Calzada, si podrá conservar este hito en próximos meses. «Todavía tenemos margen para que la tasa se mantenga en valores positivos, pero –avisa– todo dependerá de la intensidad de la recesión; vamos a ver qué pasa en el último trimestre y el año que viene».
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García-Calzada insiste en que la situación es «muy complicada». De una parte, la inflación «se modera, pero como consecuencia del descenso de la demanda», y el ritmo de crecimiento de la economía se ralentiza sin que, tras la pandemia, «hubiera llegado a recuperar los niveles de 2019». De otra, en tanto no cese la inestabilidad que genera una guerra en Europa, «las dificultades continuarán». Y a ello hay que sumar la coyuntura negativa que atraviesa Alemania, «que es la locomotora de Europa» y las restricciones sanitarias que se ha autoimpuesto China, «la fábrica del mundo», para evitar la propagación del coronavirus en su territorio.
En todo caso, el comercio exterior sigue siendo a día de hoy uno de los motores económicos de La Rioja como los constatan los datos que presentó ayer el propio García-Calzada en rueda de prensa, sobre todo comparado con los registros que ofrece España, que el presidente de la Cámara y de la patronal riojana califica de «desastrosos»: un saldo negativo de casi 47.000 millones de euros y una ratio de cobertura que retrocede en tasa interanual diez puntos hasta el 84,44%.
Ahora bien, García-Calzada expresa su preocupación ante los signos de «debilitamiento» que muestran las relaciones comerciales de La Rioja con el mundo: hasta agosto, las exportaciones crecieron el 16,5%; eso sí, supone la mitad del ritmo al que aumentaron las importaciones (30,5%). Y, sobre todo, la tasa de cobertura, que «siempre ha superado el 130%, ha caído al 120% en lo que va de año».
Como es habitual, el producto estrella que más vende la comunidad en el extranjero es el vino, aunque el valor de las operaciones cerradas hasta agosto ha bajado el 6,3%, hasta los 142,4 millones, según los datos facilitados ayer por la Cámara. En el lado de las importaciones lo que más compran las empresas riojanas a otros países son productos de fundición de aluminio (124,8 millones).
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