Las dramáticas tormentas sufridas en el levante peninsular estos días en el episodio más devastador en décadas vuelven a poner el foco en el peligro que conllevan unos fenómenos meteorológicos que numerosos modelos anticipan que serán cada vez más extremos como consecuencia del cambio climático. ... Para tratar de mitigar estas situaciones, las confederaciones hidrográficas elaboran directivas de evaluación y gestión de estos riesgos de inundación, un proceso que actualmente se encuentra en renovación con algunas novedades en el mapa de peligrosidad riojano, de 155 kilómetros fluviales, ya que la CHE incorporará dos nuevos tramos, en Uruñuela y Rincón de Soto.
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Las inundaciones han dejado en los últimos años varios episodios sonados en nuestra comunidad que siempre se han quedado en pérdidas materiales. Las avenidas del Ebro son quizá las más destructivas, con una fuerza especialmente conocida en La Rioja Baja que ha dado lugar a iniciativas de contención como el Ebro Resilience en los Sotos de Alfaro. Todos los sucesos relevantes en relación a estas crecidas han configurado desde 2010 el mapa riojano, que parte desde la definición de las áreas con riesgo potencial significativo de inundación (Arpsi) hasta elaborar los mapas de peligrosidad y de zonas inundables y los planes de gestión.
Cuestiones conocidas pero que cuentan con una actualización aproximadamente cada lustro y que ahora ha arrancado sus trámites para configurar el tercer ciclo de la directiva de inundaciones. La Confederación Hidrográfica del Ebro inició en septiembre la consulta pública –que finalizará a final de año– con la identificación de las áreas con riesgo potencial de inundación, donde La Rioja suma 6,9 kilómetros entre un nuevo tramo en Rincón de Soto y la ampliación del de Uruñuela. Además, todas las áreas riojanas ya existentes se mantienen en el nuevo estudio, conformando 155 kilómetros de la mayor peligrosidad en la malla fluvial, de grandes ríos a arroyos.
La incorporación de estos nuevos tramos se justifica en los episodios significativos comunicados por parte de Protección Civil en La Rioja y que tuvieron lugar a comienzos del verano de 2023. El primero, el 21 de junio, en el que las intensas tormentas –60 litros registrados en Nájera en un par de horas– y las riadas arrasaron la comarca, que sería declarada zona catastrófica, provocando en Huércanos y Uruñuela los peores daños en merenderos, cocheras, bajos, edificios públicos como el colegio y en huertas. Debido a ello, la CHE ha ampliado el tramo ya existente en Uruñuela de 1,59 a 4,59 kilómetros en el río Yalde y sus cursos y barrancos aledaños que se desbocaron entonces.
El otro incidente reseñable se produjo poco después, el 7 de julio, menos contundente que el de la comarca najerina pero que anegó casi por completo la localidad de Rincón de Soto. Dos tormentas furiosas a primera hora de la tarde provocaron incluso el corte del suministro eléctrico y de las bombas de agua, desbordándose la yasa del Ventorrillo, que, con 3,77 kilómetros hasta la desembocadura del Ebro, se ha incluído por la CHE entre las áreas de de riesgo potencial. Tanto este caso como en el de Uruñuela, se considera una valoración de los siniestros muy alta, con una afección en ambas fechas para 72 municipios de 6,3 millones.
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Dos novedades que contribuyen a la red base de peligrosidad de inundaciones de La Rioja, que recorre la región de oeste a este con incidencia en todos los valles. El tramo más extenso se localiza en la confluencia de los ríos Tirón, Ea y Ebro, en 28 kilómetros que recorren Cuzcurrita, Tirgo, Cihuri, Anguciana y Haro. Cerca le queda, en Logroño, la desembocadura del Iregua, el paso del Ebro y el arroyo de Yécora, que baja desde Oyón, con 23,46 kilómetros. El resto de los 34 tramos riojanos son de menor longitud, algunos por debajo del kilómetro como los de Anguiano, Tobía, Herce o Arnedillo.
De esos pequeños cursos surgirá posteriormente el nuevo mapa de zonas inundables y de mayor peligrosidad, que abarca amplias riberas, como la del río Ebro. Esa será la segunda fase, antes de que se complete el nuevo ciclo de riesgo de inundaciones con el plan de gestión, que establece, por ejemplo, las medidas en cuanto a ordenación urbanística, las de adaptación de los entornos, de mejora de los cauces, las prácticas de conservación de suelo, las obras de drenaje y contención, los planes de protección civil...
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Hemeroteca
Ainhoa Pablo Olarte
Desde la CHEplantean estas cuestiones dentro de la incidencia del cambio climático. La memoria del plan de evaluación del riesgo de inundación apunta que, pese a la variedad de proyecciones futuros, los modelos coinciden en que, en mayor o menor medida, en la península se reducirán las precipitaciones anuales al mismo tiempo que aumentarán las máximas diarias y los eventos de lluvia intensa, especialmente en otoño e invierno en el norte del país. Menos agua en general, pero más concentrada en días de fuertes tormentas, causantes de los daños en los puntos críticos de la geografía natural riojana.
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