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La Asociación Profesional de Sustratos y Hongos de La Rioja, Navarra y Aragón (Asochamp) y el Centro Tecnológico de Investigación del Champiñón de La ... Rioja (Ctich), llevan a cabo actualmente un proyecto denominado Biofood que tiene como objetivo aprovechar los subproductos de los hongos, que normalmente se destinan al compostaje, para convertirlos en ingredientes alimentarios innovadores y sostenibles.
El pasado 10 de diciembre se llevó a cabo una primera reunión de Biofood en las instalaciones de la empresa Cocuus, líder en tecnología de impresión 3D de alimentos.
Según explican desde Asochamp, los subproductos se transformarán en extractos de polisacáridos, proteína para la creación de alimentos fortificados. «Con esta iniciativa, Biofood contribuye a la reducción de residuos agroalimentarios, fomenta el desarrollo de ingredientes upcycled (el upcycling hace referencia al suprarreciclaje) y promueve el crecimiento económico del sector del champiñón y las setas».
Añaden que «Cocuus va a proporcionar al proyecto tecnología innovadora para la fabricación de nuevos alimentos de alto valor añadido al incorporar en su composición harinas de setas. El diseño de los alimentos se llevará a cabo siguiendo las nuevas tendencias de consumo. Se buscan productos que combinen sabor, aporte de nutrientes y formatos prácticos».
Para finalizar, indican que «este proyecto no solo impulsa la sostenibilidad y la economía circular, sino que también demuestra cómo la tecnología y la innovación pueden transformar la industria alimentaria preparando el camino hacia un futuro más respetuoso con el medio ambiente».
No es la única iniciativa innovadora en curso de Asochamp-Ctich. También destacan otras como Lesspidemic, para desarrollar estrategias innovadoras de monitoreo y control del cultivo del champiñón, para optimizar la producción y minimizar las pérdidas causadas por plagas y enfermedades.
Otro proyecto de los que están en marcha, Quitimush, se centra en optimizar los procesos de extracción de nanofibras de quitina a partir de cuerpos fructíferos de setas, micelio y subproductos a nivel de laboratorio para posteriormente llevarlo a una planta piloto. El objetivo final consiste en desarrollar envases activos de nanofibras de quitina fúngica, unos prototipos generados por la Universidad del País Vasco, gracias a la colaboración con el Ctich. Por último, una empresa del sector (Vallondo S. L.) se encargará de validarlos. Este tipo de envases activos amplían el tiempo de conservación, mantienen y mejoran el estado de los alimentos envasados.
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