Cesta, puntos y una furgoneta verde
La retina de la memoria ·
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El programa 'Cesta y puntos' marcó una época dorada en la que entonces era «la mejor televisión de España», un espacio a medio camino entre la cultura y el deporte que enfrentaba a colegios de todo el país como si fueran dos equipos de ... baloncesto.
Presentado por el carismático Daniel Vindel, nació 'Cesta y puntos' en 1965, obtuvo el Premio Ondas en 1968 y emitió su último programa en 1971. Un equipo riojano, Escolapios de Logroño, a punto estuvo a conquistar el primer premio en el curso 1966-67.
Tras superar diferentes eliminatorias, el quinteto formado por los alumnos más destacados y estudiosos del colegio Escuelas Pías llegaron a la final, en la que se enfrentaron a los Maristas de León.
La mecánica del espacio, que unía a niños y mayores ante el televisor -electrodoméstico que por aquel entonces no estaba demasiado extendido entre los hogares medios españoles- combinaba tandas de preguntas sobre cultura (y no eran nada fáciles) con pruebas deportivas basabas en las reglas del baloncesto.
La final del curso 1966-67 de 'Cesta y puntos' se desarrolló en el pabellón de baloncesto de la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid, a la que acudieron decenas de alumnos del centro escolapio llegados en autobús desde la capital riojana.
El equipo logroñés estaba compuesto por José María Fernández de Miguel, (capitán y delantero), Ángel Loma-Osorio (delantero), Javier Alonso (defensa), Santiago Ramírez (defensa) y Félix González (pívot). Como suplentes, en caso de necesidad, acudieron José Víctor Rubio, Aurelio Moya, Juan Fernández, Pedro Marijuán y Julián Sáez.
La competición estuvo muy disputada a lo largo de los 50 minutos que duró el espacio televisivo, aunque al final fue el equipo de los Hermanos Maristas de León el que se alzó con la victoria, para desolación de los jugadores y los aficionados logroñeses.
Entre otros trofeos, el premio más valioso para los vencedores consistía en un flamante autocar, mientras que los finalistas tuvieron que conformarse con una furgoneta de color verde, que durante muchos años hizo su labor en el centro de Doce Ligero.
La cla que se había trasladado hasta Madrid, no solo festejó la gesta escolapia sino que, además, se tomó su regreso a La Rioja con sentido del humor: «Estos de León nos han hecho la puñeta. Se han quedao el bus y nos han dejao la furgoneta», cantaban.
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