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Montse realiza la compra en la pescadería. MIGUEL HERREROS
Una cesta de la compra que pesa menos y cuesta más

Una cesta de la compra que pesa menos y cuesta más

La escalada de precios fuerza a muchos consumidores riojanos a adaptar sus hábitos de compra y prescindir de artículos que hoy entienden como «caprichos»

tomás estévez / M. J. G.

Lunes, 15 de agosto 2022, 02:00

La teoría del efecto mariposa sostiene que un batir de alas de este insecto se replica a modo de huracán al otro lado del planeta. En un mundo cada vez más globalizado e interconectado, este planteamiento puede observarse en nuestro día a día. La escasez de recursos, los conflictos armados y económicos o los problemas de abastecimiento desencadenan efectos dominó que impactan en todos los eslabones de la cadena de producción y de compra.

Según los últimos datos del INE, publicados el pasado viernes, la tasa interanual del IPC subió el 11,7% en julio en La Rioja (10,8% de promedio nacional), lo que supone el pico más elevado de inflación en casi cuatro décadas. En esta situación, tanto vendedores como consumidores muestran su preocupación e incertidumbre ante el futuro de las cestas de la compra.

Las cadenas de supermercados son los primeros lugares donde se perciben los drásticos aumentos de precios. Marisa, compradora en un centro BM, habla de su visión de este fenómeno: «Se nota mucho en todos los productos». Asegura que, pese a no hacer la compra de manera asidua, «no me llega ahora con el dinero que llevaba al supermercado hace tres meses». Entre todos los artículos destaca especialmente «el increíble aumento de los precios de la fruta y del pescado». «Antes traía 50 euros y me sobraba, ahora ando justa con 70», comenta preocupada. Frente a esta situación, Marisa opta por fijarse más en las ofertas y reducir las cantidades de algunos productos, especialmente de «caprichos innecesarios». Esta consumidora sostiene que no sabe qué va a pasar en los próximos meses. «Aquí sube todo menos los salarios», sentencia.

«Antes llevaba 50 euros y me sobraba, ahora ando justa trayendo 70»

Marisa | Ama de casa

«El que tiene poco dinero mira todos los precios; el que tiene de sobra sigue sin fijarse en ellos»

Santi | Pollero

No obstante existen tantas perspectivas frente a este fenómeno como compradores en los establecimientos. Montse, una clienta habitual de otro supermercado del centro de Logroño, también ha notado el alza general de los precios en su cesta de la compra. Aun así, afirma que «sigue comprando como siempre». «He notado los cambios, sobre todo en la carne;sin embargo, no llevo la cuenta de la diferencia respecto a hace unos meses» explica. «De momento no me privo de comprar nada en concreto, aunque no sé qué acabará pasando si la cosa sigue así», admite.

El efecto mariposa

El impacto del encarecimiento de los precios, como consecuencia del precio de la energía y de la falta de cierto género, no solo lo notan los compradores. Los gerentes de pequeños comercios locales también han percibido los cambios en la dinámica del mercado y del consumo. Santi, que dirige junto a su mujer la pollería 'Santi y Maribel' en el Mercado de San Blas, afirma que el coste de «todos» sus productos ha subido en estos meses, «desde la carne fresca hasta los precocinados». Unos ejemplos que destaca: el pollo, cuyo precio ha llegado a subir hasta el 40% en los últimos cuatro meses, y el conejo, que esta misma semana se ha encarecido 20 céntimos. Tampoco se han librado las carnes más costosas como las chuletas o el solomillo. No obstante, Santi precisa que «la subida más fuerte ya se produjo a finales de junio, y los incrementos posteriores están siendo menos drásticos».

Maribel y Santi, en su carnicería. M. H.

En cuanto al comportamiento de la clientela, este comerciante no ha notado nuevos hábitos en la forma de comprar: «El que tiene poco dinero mira todos los precios; el que tiene de sobra sigue sin fijarse en ellos».

A la pregunta del porqué de estos precios, el pollero responde que se debe a la escasez de género provocada por un «efecto dominó». «Los mayoristas –explica– ahora tienen menos animales o cierran sus negocios porque el grano con el que se hacen los piensos se ha encarecido». «Si antes el pienso para criar un conejo o un pollo te costaba dos euros, por ejemplo, ahora vale cuatro, de ahí que haya menos animales y que el precio de venta sea tan alto tanto para los carniceros como para los clientes». Así, la escasez de grano provocada por la guerra de Ucrania termina repercutiendo sobre los precios de la carne en Logroño.

«Yo sigo comprando como siempre, no llevo la cuenta de la diferencia respecto a meses atrás»

Montse | Ama de casa

«Ahora la gente que viene no compra por kilos, sino que lo hace por unidades»

Daniela | Frutera

Aún con todo esto, Santi confirma que él no tiene «problemas de abastecimiento por parte de los mayoristas» y que «siempre» le llega lo que les pide. «Si yo encargo generalmente cinco cajas de conejo a la semana no voy a tener problemas, pero si por ejemplo, un restaurante pide 50, podría pasar que solo le pudiesen traer 40», señala.

Falta de género

El mismo problema observa Daniela, que trabaja en una frutería cerca del parque de El Carmen. «Pese a que no he visto tantos cambios en el precio, sí se nota que falta género», comenta. Pone como ejemplo las ciruelas de la variedad reina claudia, un producto de temporada que generalmente tendría en el negocio en cantidad suficiente para una semana, pero este año solo ha dispuesto para tres días por la escasez de producción.

Por último, Daniela explica a este periódico cómo está cambiando últimamente la forma de comprar de los clientes: «Ahora la gente que viene no compra por kilos, sino que lo hace por unidades». No obstante, ella mantiene que «desde hace cuatro años los clientes ya habían empezado a comprar de forma distinta, especialmente los jóvenes:las personas cada vez tienden menos a vivir para comer y más a comer para vivir».

Marisa, en un supermercado. MIGUEL HERREROS

Grandes y pequeños negocios notan menos afluencia de clientes

Todos estos cambios que sufre el mercado no solo se reflejan en el coste de la cesta de la compra, sino también en la cantidad de compradores. La mayoría de comerciantes a los que entrevistó Diario LA RIOJA la pasada semana ha notado un descenso de clientela a lo largo de estos últimos meses. «La gente compra menos, y con la subida de los precios deja de buscar la calidad para reajustar sus gastos», asegura un pequeño comerciante. A este descenso excepcional debido a la escalada inflacionista hay que sumar la tradicional merma de clientes en verano, especialmente en las semanas en las que «la mayoría» de los riojanos se va de vacaciones fuera de la comunidad o a los pueblos. «Ahora está todo más tranquilo con las vacaciones, esperemos que a la vuelta en septiembre la cosa vuelva a la normalidad», confía uno de los tenderos consultados.

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