Ser celiaco (de los de verdad, no de los de moda) es caro. En esto del «sin gluten» hay una parte que no se sostiene, cierto: hay consumidores que se han apuntado a consumir menos gluten, aunque no hay prueba alguna de que una dieta ... así tenga beneficio alguno en una persona no celiaca.
Pero para los celiacos-celiacos, el asunto es muy distinto. Y muy serio. Su organismo produce anticuerpos cuando detecta el gluten (un conjunto de proteínas presente sobre todo en los cereales) que van más allá de un simple trastorno digestivo. Muy al contrario, la celiaquía puede acabar produciendo daños irreversibles, y está detrás de algunos tipos de cáncer.
Eso, si no se trata bien. Y el único tratamiento es la dieta: no comer productos con gluten.
El problema es que eso es bastante complicado. Se estima que el 80% de los productos procesados lleva gluten en su composición, y en los que no lo llevan siempre existe el riesgo de una contaminación cruzada en una fabricación ligeramente descuidada.
Se estima que el 80 por ciento de los productos procesados lleva gluten en su composición
Y además, dinero
La vida de un celiaco no es pues sencilla, a pesar de que en los últimos años haya mejorado bastante y la oferta de productos específicos se haya multiplicado. Ojo, hablamos de «específicos» de verdad, no de aquellos que se anuncian como «sin gluten» cuando en realidad no deberían llevarlo nunca. Por ejemplo, no deja de resultar chocante una carne «sin gluten». Lo raro sería que lo llevara, claro. En esos productos la ausencia de este componente no debería producir ningún sobrecoste.
Pero sí, volvemos, en los productos específicos: aquellos que en su formulación normal llevan gluten, y que son sustituidos por otros sin él. Son productos necesariamente más caros, porque conllevan unos costes de investigación y fabricación para un público más restringido.
Y eso, ay, se paga. El celiaco acaba teniendo que desembolsar una cantidad bastante significativa en su lista de la compra. La Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE) elabora por estas fechas un estudio que cuantifica ese sobrecoste. El estudio de este 2018 afirma que una familia con un celiaco en su seno pagará cada año un sobrecoste de 1.028,22 euros.
El estudio está basado en un adulto, con un consumo de entre 2.000 y 2.200 calorías diarias, y que sigue una dieta adecuada... pero con tendencia a darse algún capricho. Lo normal, vamos. Evidentemente, si hay más de un celiaco en la familia (lo que no es imposible) el gasto se multiplica, y las cantidades variarán en el caso de niños y adolescentes.
La mayoría de estados de la UEque ofrecen ayudas lo hacen en forma de una asignación mensual
Sin ayudas
Es dinero: 21,42 euros a la semana, algo más de 85 euros al mes. Mucho para un presupuesto normal, una losa para uno bajo. En España no hay ayudas para los celiacos, lo cual es una curiosa discriminación. A otros enfermos crónicos el Estado les subvenciona en gran medida sus tratamientos (medicinas). Pero para los celiacos, cuya única medicina es la dieta, esa ayuda no existe.
Y en la Unión Europea cada vez hay más países que sí lo hacen. En algunos casos los productos específicos para celiacos se venden en farmacias, con los descuentos similares a otras medicinas, aunque son los menos. La mayoría de los estados de la UE que implementan estas ayudas (casi todos los occidentales, con la notoria excepción de Alemania) lo hacen en forma de una asignación mensual al enfermo para cubrir ese sobrecoste.
Y es un sobrecoste amenazante. Tras unos cuantos años de bajada relativa de los precios (a más oferta, menos precio) los costes de los productos para celiacos parecen haberse estabilizado, o incluso repuntar, en este 2018, según FACE.