Ni los más curtidos en las diferentes manifestaciones convocadas en los últimos años en Logroño con infinidad de lemas recuerdan una respuesta tan abrumadora como la que mereció la del 8 de marzo último. Las cifras bailan -entre 15.000 y 23.000 participantes, según ... distintas estimaciones- aunque ninguna es capaz de cuantificar la fuerza que transmiten las rebosantes fotografías de la marcha. Y todo ello, a pesar de la confusión que invadió a muchos de los que acudieron a última hora de la tarde al centro de la capital para caminar juntos a favor de la igualdad de las mujeres.
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Oficialmente existían convocadas dos manifestaciones como colofón a la jornada de reivindicación: una promovida por la Plataforma 8M que agrupa a Mujeres Riojanas Progresistas, Izquierda Unida, PSOE, UGT, CCOO y USO; la otra, impulsada por la Coordinadora Huelga Feminista en La Rioja desmarcada oficialmente de sindicatos y partidos políticos. La primera con salida a las 19.30 horas de la Glorieta del Doctor Zubía; la segunda, prevista un poco más tarde (20 horas) desde la Plaza del Mercado.
La masiva respuesta que finalmente recibió la llamada a movilizarse por el centro de la capital incrementó las dudas de buena parte del público. La manifestación de la Plataforma, que había solicitado permiso para el habitual recorrido 'corto', arrancó con 20 minutos de retraso ante la avalancha de asistentes. Enfilada la calle Portales, la marcha coincidió con la salida de la de la Coordinadora, provocando en ese momento un tapón en el que, según coinciden ambos convocantes, los participantes divergieron entre una pancarta y la otra. La encabezada por el PSOE e IU junto a los sindicatos subió por la calle Sagasta para llegar hasta la Delegación del Gobierno. Dado que en ese momento la cola de la manifestación aún se encontraba al inicio del trayecto, se planteó espontáneamente prolongar la marcha por El Espolón, donde la masa topó con el añadido de la falta de espacio por la instalación de las casetas de Logrostock. El flujo de personas se desplazó entonces hasta la Gran Vía para girar a Vara de Rey con una sentada ante el Palacete antes de cerrar el círculo en la Glorieta del Doctor Zubía.
María Marrodán Plataforma 8 de marzo
La Coordinadora, por su parte, dirigió su manifestación hasta el final de Portales. Una vez en Murrieta, enfiló avenida Portugal para salir a Gran Vía por la calle Daniel Trevijano, tomar la Gran Vía, entrar luego en El Espolón y concluir en Muro de la Mata. Itinerarios compartidos en algunos tramos donde los asistentes llegaron a mezclarse sin saber en muchos casos cuál de las dos marchas estaba engrosando y que por momentos fue una sola.
La portavoz de la Plataforma 8M, María Marrodán, y edil socialista -la responsabilidad rotatoria recayó este año en el PSOE- califica de «éxito maravilloso» el respaldo cosechado al tiempo que asume que «se desbordaron todas las previsiones, con una especial presencia de jóvenes». «En otras ocasiones el eco había sido muy tibio y el acto se había limitado a una concentración; no nos imaginábamos algo así», explica haciendo hincapié en la «inercia natural» con la que todo discurrió pese al gentío y la buena disposición de los agentes encargados de controlar el acto. «En ningún momento hubo riesgos de seguridad y la confluencia surgió sola», opina Marrodán. Para la Coordinadora, que abogaba además por un paro estudiantil, laboral y de consumo de 24 horas frente a los paros de dos horas por turno de los sindicatos, el colosal impacto del llamamiento obedece al trabajo de años del movimiento feminista para poner la igualdad en la agenda. «Otras salen a la calle una vez al año, pero nosotras lo hacemos a diario y esa fuerza está calando», apunta su portavoz, Estela Pavón.
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Estela Pavón Coordinadora Feminista
Ambas partes reconocen contactos previos a título personal para confluir tras una sola pancarta que no fructificaron. ¿Será posible hacerlo en próximas convocatorias? «La sociedad nos ha pasado por encima y la cuestión ya no es quien convoca», entiende Marrodán para invitar a «reflexionar todos para intentar llegar a la unidad de acción». Pavón es escéptica. «Mientras otras no se replanteen llevar la bandera de partidos y sindicatos cuyos discursos perjudican a las mujeres, no será posible la unión». «La Plataforma sólo busca la foto en el periódico y no vamos a dejar que nos roben la causa feminista», concluye.
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