En el despacho de la abogada Elena Sáenz de Jubera las consecuencias de la huelga, como en el resto de bufetes, también se han notado. «Tienes que preparar todas las actuaciones porque no sabes hasta el último momento si las van a suspender o ... no, ese es el problema y por tanto tienes que hacer las reuniones con peritos, testigos y de todo».
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Las consignaciones económicas también son un problema, aunque se notaron más durante la huelga de los letrados judiciales. «No se tramitaban porque el que tenía que firmarlas era el LAJ», apunta.
En su caso, la afectación no es tan grande como en otros porque el 85% de los asuntos que lleva son extrajudiciales. «Los que llevan judicial lo notan más en sus bolsillos porque hasta que no se dicta la sentencia no tramitan», precisa. En concreto, su compañero de despacho que lleva el tema de seguros «hasta que no hay fallo la aseguradora no paga y si se va retrasando la resolución de los asuntos sí que les afecta».
Todo esto llega cuando el caos que provocó la pandemia parecía que se había solventado, pero ahora «llevamos desde diciembre con paros parciales», que se suman a una lentitud que es «crónica» y que se ha visto agravada por la huelga. No obstante, «no se trata solo de mejores retribuciones, también de mejores condiciones de trabajo y de un poco de responsabilidad por parte de todos».
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