«La gente está mentalizada de que este es un servicio estupendo para el pueblo»

– ¿Cómo es el funcionamiento de la farmacia de un pueblo pequeño?

– Los vecinos agradecen mucho tener la farmacia cerca. Como la mayoría son gente mayor, el poder venir hasta aquí por su propio pie es una suerte para ellos. Casi todo lo que vendemos es medicamento; la parafarmacia se vende muy poco, también por la proximidad del pueblo con Haro, porque eso lo compran más allí.

– ¿El servicio de distribución farmacéutica funciona bien?

– Funciona fenomenal. Tenemos servicio de medicamento dos veces al día. Si algo no lo tengo por la mañana, a las 4.30, cuando abro por la tarde, ya se lo puedo dar al paciente.

– ¿Hasta qué punto hace mella el despoblamiento en estos establecimientos?

– Estos pueblos tienen gente de mucha edad, se van muriendo y cada vez tienen menos habitantes. Así que sólo nos quedan las ayudas con las que contamos las farmacias VEC de la Consejería.

– ¿Qué es lo mejor de trabajar en una farmacia rural de un municipio pequeño?

– Hay que tener mucha vocación de servicio, es un trato muy directo con el paciente y sus familias. Sientes que la gente está muy mentalizada con que la farmacia es un servicio estupendo para el pueblo y que las personas que tienen en la localidad su residencia eventual hacen por comprar aquí como señal de agradecimiento y por el bien del pueblo.