Si en algo coincidieron este miércoles los grupos de la oposición en el Parlamento de La Rioja fue en reclamar un cambio de rumbo para la región. Ahora bien, las coordenadas para llegar a destino eran prácticamente opuestas. De Este a Oeste. Sólo los populares, ... como era previsible, parecían conformes con la singladura que emprendió el nuevo gobierno, con Gonzalo Capellán al frente, hace un año largo. Una cómoda travesía a velocidad de crucero y con el viento de popa. Para el resto, la actuación del Gobierno se parecía más una enorme ballena varada en la playa.
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La segunda sesión del Debate sobre el Estado de la Región daba para mucho, para horas de intensas intervenciones que fueron de más a menos, de reproches por los temas de siempre, educación, sanidad.... de lo público y lo privado, pero también hubo tiempo para la financiación de Cataluña que se coló en el antiguo Convento de la Merced como un elefante en una cacharrería. El martes el mandatario pedía un gran pacto para hacer frente a las consecuencias que para La Rioja augura el acuerdo entre el PSC y ERC para hacer presidente a Salvador Illa y este miércoles, la oposición respondía. IU, decía su portavoz, Henar Moreno, «no se va a poner de perfil, vamos a estar en contra de la implantación de nuevos cupos, ha llegado el momento de hablar de una financiación diferente». Ángel Alda, de Vox, también tendía la mano y aceptaba la idea del gran pacto, pero los socialistas y su recién estrenado portavoz, Javier García, aceptaban reunirse con Capellán, pero no se pronunciaban en contra del acuerdo «Defiendan la singularidad de La Rioja que se llama artículo 46», dijo. Una tibieza a la que Capellán replicaba con dureza: «No posicionarse es posicionarse. Me gustaría sentir el apoyo del principal grupo de la oposición frente al pacto catalán. Hoy ha elegido aspirar a ser secretario general del PSOE de La Rioja antes que defender los intereses de todos los riojanos».
De nuevo el concierto catalán, ese invitado indeseado, centraba buena parte de la segunda sesión, en la que cada grupo tenía 30 minutos para intervenir, pero desde luego no fue el único. Henar Moreno empezaba reprochando a Capellán la duración de su intervención el día anterior: «Casi supera el discurso de Fidel Castro de 1998». Entonces habló durante siete horas y cuarto ante el Parlamento cubano. «Si me lo propongo puedo seguir hablando como Fidel Castro», le contestaba. Eran las 14.00 horas, y tras cinco horas de sesión, el público y sus señorías estaban como para pedir un 'bis'.
Por lo demás, la diputada de IU le recriminaba hablar de listas de espera, pero no de Atención Primaria, le recomendaba escuchar más a la calle y le acusaba de estar haciendo la «política de la paguita» y de «dejar tirados» a los trabajadores de FAL, que en abril reclamaron al Gobierno un complemento a la nómina del ERTE que cobraban como consecuencia del incendio que paralizó la producción el pasado diciembre. «Palabras, palabras, palabras», espetaba la parlamentaria.
Ángel Alda también afilaba el discurso y acusaba al jefe del Ejecutivo de tener en su mente una Rioja que no es. «Hay gente que no llega a fin de mes», señalaba el diputado en un momento en el que los extremos parecían tocarse, confluir en el mismo punto. Eso sí que fue una ensoñación, lo que vino después despejó cualquier duda: escasa financiación de la concertada, «la inmigración tiene la culpa de la inseguridad, abarata la mano de obra...».
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Javier García debutaba al frente de la portavocía de los socialistas. Una puesta de largo que aprovechaba para hablar de sobresueldos en sanidad, de ocasiones perdidas en materia industrial y «si me preguntan si La Rioja está mejor ahora que hace un año, diría como Pau donés, depende». Por lo demás, lo mismo de siempre, les acusaba de externalizar la sanidad, del cheque Bachillerato y de practicar lo que calificaba de «cinismo» fiscal al rebajar impuestos. Entre tanta crítica también hubo un ofrecimiento: reactivar el pacto por las infraestructuras de la región de 2018. El PP aceptó. La buena sintonía se quedaba en eso. «Está usted instalado en la autosuficiencia y en la falta de diálogo», le decía a Capellán, y en ese instante al Hemiciclo regresaron los ecos del pasado, la era de Sanz en la bancada azul.
La de este miércoles se preveía una jornada sin mucho sobresalto, básicamente sin anuncios, sobre todo después de los diez del lunes, pero el mandatario tenía otros ases en la manga. Como la matrícula gratis para todos los alumnos de primer curso de la Universidad de La Rioja (UR) o las ayudas universales para todos los universitarios riojanos que estudien fuera de la comunidad. Un maná de euros que también recibía las críticas de la oposición. No más café para todos, pedía IU. La diputada Moreno se ponía de ejemplo, «aunque no soy millonaria –dijo– puedo permitirme, no sin esfuerzo, que mi hija estudie fuera e igual a mí no me tiene que dar 1.500 euros y a otra familia le pueden dar 10.000».
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Ayer todos estaban a favor de reducir gasto público. Incluso Capellán, dirigiéndose a Vox, ofrecía reducir las asignaciones a los grupos parlamentarios, «si consideran que hay que reducir gasto político, ustedes profesionalizaron la Cámara...». Nadie replicó.
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