Carmen Escolano trabaja en la limpieza de centros escolares de Logroño como el de La Guindalera. Juan Marín
Carmen Escolano | Limpiadora

«Claro que tengo ganas de jubilarme, pero debo esperar a los 67 años para que me salga rentable»

Carmen Escolano, trabajadora del sector de la limpieza, tiene un contrato como fija discontinua «que me obliga a seguir varios años al pie de cañón», a pesar de los continuos achaques

Lunes, 26 de agosto 2024, 07:14

Con la llegada de septiembre, el contrato de trabajo que desde hace años tiene Carmen Escolano volverá a activarse. Empieza el curso escolar «y yo volveré a limpiar en los colegios», durante otros diez meses, hasta que llegue junio y las vacaciones de los alumnos. ... Esta asturiana de 60 años, vecina de Logroño desde hace ya tiempo, está como fija discontinua para una empresa del sector de la limpieza y recorre centros escolares municipales para encargarse de la higiene y el saneamiento.

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Así lleva una década, desde que a los cincuenta años colgó el delantal de pescatera tras estar al frente de su propio negocio –así empezó en Barcelona– y de trabajar en las secciones de pescadería de varios supermercados. Pero llegó un momento en el que «ya no podía más con las manos». Se sometió a varias intervenciones quirúrgicas «y decidí cambiar de sector».

Así llegó al de la limpieza, «que también es muy exigente». Diez años lleva en él y reconoce que «claro que tengo ya ganas de jubilarme». Pero aunque entre en sus planes, asume que todavía deberá esperar un tiempo y seguir «al pie del cañón, creo que siete años más, hasta los 67», la fecha tope establecida, «para que me sea lo más rentable posible la pensión que me pueda quedar para el futuro». Carmen Escolano tiene cotizados «alrededor de 27 años, que no son muchos», una circunstancia que le pasa a otras mujeres que conoce «porque nosotras hemos ido llegando al mercado laboral más tarde que los hombres y cuando te tienes que jubilar eso se nota».

Si tiene ganas de dejar atrás la vida laboral es «también por salud», porque sufre achaques físicos «en las manos, pero también en la espalda. Estoy operada de una hernia y cuando tengo que levantar sillas o mesas, sufro bastante». Y en su día a día, esos movimientos son habituales «así que lo voy sobrellevando como puedo».

Enfermedades profesionales

Estas molestias que arrastra «son fruto de los años trabajados y la actividad desempeñada, pero en opinión de las mutuas no se pueden considerar enfermedades profesionales», lamenta. «Así que tenemos que ir al medico de cabecera para que nos traten», añade. Ahora esta empleada del sector de la limpieza «está pendiente de una valoración clínica» para ver si puede conseguir un grado de minusvalía. «Es evidente que estos achaques han salido con el trabajo», reitera.

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Y a partir de los 55 años –la edad a la que la Fundación Adecco considera en su informe como población activa 'sénior'– esas dolencias se agravan. En este sentido, Carmen Escolano pide a las mutuas que «reconsideren su opinión sobre las enfermedades profesionales» y también considera que las empresas «deben tener en cuenta la edad de su personal y potenciar el relevo generacional entre las plantillas de trabajadores». A su juicio, en La Rioja hay «gente joven muy válida para incorporarse al mercado laboral», concluye.

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