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Roberto, ayer, en las Oficinas Diocesanas. MIGUEL HERREROS
«Si no hubiera sido  por Cáritas estaría durmiendo en la calle»

«Si no hubiera sido por Cáritas estaría durmiendo en la calle»

Roberto Afectado por ERTEUn trabajador relata a Diario LA RIOJA su experiencia con la organización benéfica y promete devolverle su apoyo «para lo que sea»

M. J. GONZÁLEZ

logroño.

Sábado, 6 de junio 2020, 08:51

Tuvo que dar cuatro vueltas a la manzana hasta que se decidió a entrar en la sede de Cáritas en Logroño. Era el 20 de abril. Soltero, sin hijos y con un ERTE desde el 14 de marzo, «del que todavía hoy no he cobrado un euro», no podía pagar ni el arrendamiento de su vivienda. Ni comer. En su caso solo 'come' el alquiler, esa factura mensual que nunca falla, a la que se suman las de los servicios básicos. Es la trágica historia de un mileurista, al que vivir bajo un techo ya se le lleva casi la mitad de su sueldo.

Pero nuestro protagonista cruzó el umbral de aquella puerta desde la que se da más de lo que se recibe. Con un sentimiento de vergüenza terrible. ¿Cómo él, trabajador, podía haber llegado a esa situación? Una persona que, en los parámetros de Cáritas, está en el colectivo de la gente normalizada que, si bien no tiene capacidad de ahorro, o muy mínima, sí puede afrontar todos los gastos habituales.

Y en el recibidor de aquél hogar de todos que es Cáritas le esperaba Daniel, trabajador social y animador de Cáritas en Logroño. No le juzgó, empatizó con él, le transmitió seguridad y se anticipó a su petición de ayuda. Tranquilo, estamos aquí para apoyarte, vino a decirle. «Si no es por Daniel y por Cáritas no hubiera podido comer, ni pagar el alquiler, ni nada», explica. «Me echaron una mano enorme, facilitándome una ayuda de emergencia de alimentos y adelantándome dinero para el pago del alquiler; un apoyo que yo quiero ahora devolver como voluntario», asegura. «Que cuenten conmigo para lo que sea», añade, porque «si no fuese por Cáritas estaría durmiendo en la calle».

LA FRASE«Claro que es duro, pero no es una vergüenza; es una necesidad y están ahí para ayudarte»

Quién le iba a decir a este hombre que se vería en semejante situación. Con su ajustado sueldo no podía ahorrar, así que no había colchón al que aferrarse. De hecho, aunque ahora ya ha vuelto a trabajar, todavía no ha cobrado las mensualidades pendientes del ERTE: «He llamado al SEPE (servicio de Empleo estatal que se encarga de gestionar las prestaciones por desempleo) y ni siquiera mi nombre aparece aún en las listas que manejan».

Nunca se había visto en una situación semejante «y, la verdad, es que es muy duro pedir auxilio cuando nunca lo has tenido que hacer». «Pero como yo digo –subraya: hay que comer». A pesar de ello, en su caso contó «con Daniel, que me lo facilitó todo y me hizo comprender que no tenía que sentirme avergonzado; que era una necesidad y que, como yo, hay mucha gente que se ve así, sin ingresos y sin nadie que le ayude». «Se pasa muy mal –continúa– sobre todo moralmente, porque te quedas hundido; repito, si no es por Cáritas y por Daniel no sé qué hubiese sido de mí».

Roberto acudió directamente a la organización social sin reparar en algún servicio de las administraciones públicas: «Desde que empezamos el confinamiento ni te cogen el teléfono en el SEPE: creo que ha habido mucho descontrol y que nos pilló a todos muy fuera de juego». Aun así, Roberto extrae una conclusión positiva de su experiencia y es que «Cáritas me ha hecho mas humano, porque he visto que hay gente que te ayuda y que no estoy solo en la vida».

Devolverlo con creces

Ahora, «mi labor es devolverles este favor que me han hecho como ellos me digan». «Pero no solo lo económico; también me he prestado voluntario para lo que sea», incide. Y añade: «Cuando estábamos confinados llamé a las cocinas que tiene Cáritas para ofrecer mi ayuda y me dijeron que no se podía en ese momento; estoy esperando a que me llamen para colaborar con ellos». «Y todos los meses, dentro de mi sueldo, que es un salario base, aportarles 20, 30, 40 euros... Lo que pueda. Para que cuando pase algo así haya dinero para poder ayudar a la gente». Así que Roberto quiere enviar dos mensajes: «No hay que sentir vergüenza por pedir ayuda a Cáritas y hay que ayudarles como ellos te han ayudado». «Porque muchas veces pensamos que a nosotros no nos va a pasar esto nunca, pero te pasa, y cuando te pasa, el primer paso es muy vergonzoso, pero Daniel me lo puso fácil; me hizo entender que no tenía que sentirme apurado por pedir ayuda, porque era una necesidad que tenía».

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