Consumo de drogas en La Rioja

Cannabis, el peor 'amigo' de la adolescencia

Uno de cada cinco menores riojanos ha consumido marihuana o hachís en el último año y un tercio de los jóvenes de 14 a 18 años ya los ha probado alguna vez

Domingo, 20 de noviembre 2022, 08:32

El peor enemigo en el pupitre, en los recreos, en las salidas del fin de semana... El consumo de cannabis entre los adolescentes se ha convertido en una de las principales preocupaciones para los expertos sanitarios y de Salud Mental y en un quebradero de ... cabeza para las entidades que tratan las adicciones, que ven cómo, poco a poco, sus programas juveniles se llenan de usuarios que han entablado una peligrosa relación con esta sustancia.

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La Rioja no es una excepción en el panorama nacional. Uno de cada tres adolescentes de la comunidad admite haber probado ya el cannabis –marihuana o hachís– y casi el 21% de ellos, uno de cada cinco, confiesa que lo ha fumado en los últimos doce meses, según un monográfico sobre esta droga que acaba de hacer público el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, tras la actualización, entre otros, de los datos del informe bienal ESTUDES 2020-2021. Respecto al anterior estudio, el correspondiente a 2018-2019, se aprecia un leve descenso en los consumos –un 33,9% de los alumnos de ESO de la región confesaba haber probado la sustancia y el 27,5% la habían fumado en el último año–, una caída que los expertos consideran coyuntural y fruto del confinamiento y las restricciones causadas por la pandemia.

ALGUNAS CIFRAS CLAVE

  • 291 personas en tratamiento suma este año ARAD, 206 hombres, el 18% por cannabis, y 84 mujeres (10% por esa droga).

  • 94 familias ha atendido la entidad, 130 personas.

  • 467 usuarios, un 27% más, atendió Proyecto Hombre el pasado año. Además, ayudó a 464 familias, 1.266 personas en total.

  • 94 usuarios y 99 padres atendió el Programa Reconecta.

Todavía una droga de uso más masculino –ellas empiezan más por el alcohol y medicamentos–, el 31% de los chicos riojanos de entre 14 y 18 años admite haber probado cannabis, el 24% de ellos en el último año, unas tasas que caen, respectivamente, al 22 y 16,8% entre las adolescentes.

Una joven se prepara un porro de marihuana. Reuters

Con una edad media de inicio al consumo muy baja, 14,8 años entre los riojanos frente a los 14,9 de media en el país, el cannabis se ha convertido en la tercera sustancia psicoactiva más consumida en todas las franjas tras las dos legales, alcohol y tabaco.

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El informe, además de alertar del incremento de los usuarios con un consumo problemático (el 17,8% de los que fumaron en el último año), cita entre los avisos la disminución en la percepción del riesgo por parte de los adolescentes respecto a esta sustancia, en la que, por cierto, se detecta un constante aumento de la concentración de TCH (tetrahidrocannabinol), tanto en la marihuana como en el hachís. Así, el 52,2% de los adolescentes considera que fumar porros ocasionalmente puede tener consecuencias importantes para la salud, una tasa que en 2006 ascendía al 70,6%. Otra alarma es el fácil acceso a esta drogas 6 de cada 10 piensan que es «fácil o muy fácil» adquirirla.

La desazón entre los expertos no para de crecer. «Lo que más nos preocupa es que ha aumentado el consumo problemático. Hay un grupo de niños a los que parece que los mensajes no les han llegado. El consumo problemático ha pasado del 13,3 en 2016 al 17,8%. De ellos, además, el 68% han consumido cuatro tipo de drogas en el último año, son policonsumidores; y el 75% se ha emborrachado en el último mes», avisa José Luis Rabadán, médico de ARAD (Asociación Riojana para la Atención a personas con problemas de Drogas).

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  • 291 personas en tratamiento suma este año ARAD, 206 hombres, el 18% por cannabis, y 84 mujeres (10% por esa droga).

  • 94 familias ha atendido la entidad, 130 personas.

  • usuarios, un 27% más, atendió Proyecto Hombre el pasado año Además, ayudó a 464 familias, 1.266 personas totales.

  • 94 usuarios y 99 padres atendió el Programa Reconecta.

El especialista añade otro inquietante dato: «Los adolescentes consideran desde el año 2008 que el tabaco es más peligroso que el cannabis porque se han hecho muchas campañas relacionadas con el primero y casi ninguna con el segundo», avisa, para poner sobre la mesa también las nuevas modalidades de consumo. «La marihuana tiene entre tres y cuatro veces más potencia psicoactiva que el hachís y los datos indican que el 52% consumen solo la primera el 18% solo la segunda y otro grupo, del 29%, las dos».

«El consumo de THC se ha normalizado entre los jóvenes, que no tienen percepción alguna del riesgo»

Esther Aguilera | Psicóloga 'Reconecta'

«El alcohol, legal, y el cannabis, socialmente aceptado, suman más de la mitad de nuestros usuarios»

David García | Director Proyecto Hombre

«Los menores llegan más por problemas, la toma de conciencia es muy difícil a esa edad»

María Milagro | Psicóloga de ARAD

«Los adolescentes consideran desde el año 2008 que el tabaco es más peligroso que el cannabis»

José Luis Rabadán | Médico de ARAD

Tras admitir que la edad de inicio en el consumo «está prácticamente estabilizada, en 14,8 años, una edad bajísima», Rabadán defiende que «solo con lograr subir la franja se evitarían muchos problemas, porque hablamos de adolescentes con un cerebro con mucha plasticidad y aún en formación, al que cualquier sustancia tóxica le puede dañar mucho más que a una persona adulta». Además, detalla, «ese consumo afecta a la concentración, atención y memoria, tres capacidades que tienen que estar al 100% en una persona que está estudiando, por eso es tan alto el índice de fracaso escolar entre los que consumen».

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«El cerebro está 'en obras' y si tú estás echando una sustancia que interrumpe su normal funcionamiento, al final esa persona no sabe lo que le está dañando su sistema de recompensa. El efecto que buscan en el consumo de cannabis provoca que no puedan desarrollar sus propias competencias a la hora de afrontar situaciones, problemas, temas académicos...», señala, por su parte, María Milagro, psicóloga de ARAD y vicepresidenta de una entidad, que ha visto cómo sus consultas y programas se llenan de menores y, sobre todo, de familias.

Brotes psicóticos

«Nos encontramos mucha demanda de orientación e información por parte de las familias porque es cierto que el consumo del cannabis es una tendencia muy normalizada entre los jóvenes que pierden la conciencia de perjuicio. La forma de llegar aquí está más relacionada con los problemas –sanciones administrativas, influencia positiva por parte del profesorado...– que por una toma de conciencia, que a esa edad es muy difícil», aclara.

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El diagnóstico es similar en Proyecto Hombre, que desarrolla desde hace años un programa específico para jóvenes (14-21 años), rebautizado como Reconecta. Con un perfil de usuario de un varón (71%), de 17 años (34%) y consumidor de cannabis (68%), la responsable del programa, la psicóloga Esther Aguilera, señala como uno de los problemas más graves que «el consumo de THC se está normalizando. Es, junto a tabaco y alcohol, un consumo habitual entre los jóvenes, que no tienen percepción alguna del riesgo y que no sienten que les vaya a pasar nada porque en los primeros momentos no sufren consecuencias».

Además de la afección en los procesos de aprendizaje, a nivel de memoria y otros, la experta advierte de que «el problema está también muy relacionado con la regulación emocional. Muchas veces consumen porque piensan que les puede ayudar a gestionar emociones, pero estamos viendo luego cuadros de ansiedad muy relacionados con esa sustancia».

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Y no faltan los casos graves: «Las consultas en Urgencias han aumentado muchísimo, siendo el 50% de ellas relacionadas con esto, y nosotros, efectivamente, lo estamos viendo, estamos recibiendo chavales con brotes psicóticos cuando el único consumo ha sido el de THC».

Las consultas más numerosas en el Programa Reconecta son por esta sustancia. «En 2021 el 68% de los usuarios de entre 14 y 21 años vinieron por eso, seguido del de las nuevas tecnologías, que también se está disparando», señala Aguilera, quien resalta un peligro extra: «El THC de la marihuana y el hachís, antes con una concentración menor, se está disparando, lo que hace que la adicción y los daños sean mayores».

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Por edad, el grupo más numeroso de atendidos es el de entre 15 y 17 años, aunque también hay usuarios de 13 y 14 años. El resto, los familiares, impactados e indefensos ante el mazazo inicial. «Hacemos mucho hincapié en las familias, porque es el agente preventivo mayor y tiene un trabajo muy importante cuando empiezan a aparecer estas conductas más disruptivas en los menores», defiende la psicóloga.

«Si juntamos el alcohol, sustancia legal, y el cannabis, semilegal o, al menos, socialmente aceptada también, más de la mitad de nuestros usuarios vienen por el consumo de esas dos sustancias. Por eso son tan importantes los mensajes que se dan. Si a una persona vulnerable como es un menor le dices que una copa de vino es buena, va a pensar que consumir alcohol le va a ir bien y si le lanzas la idea de que el cannabis tiene beneficios terapéuticos va a traducirlo como que es bueno», advierte David García, director de Proyecto Hombre, quien aconseja a las familias que «no esperen y ante la menor señal, acudan».

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