El campo riojano cierra un año «para olvidar» y alerta de la falta de rentabilidad y del abandono de explotaciones

El presidente, Eduardo Pérez, y el secretario general, Igor Fonseca, han pintado el horizonte de color negro y han alertado de la «cada vez mayor falta de rentabilidad del sector», un hecho que está provocando no sólo que los jóvenes no vean atractiva la incorporación al sector primario sino también «que agricultores y ganaderos ya asentados están abandonando sus explotaciones para trabajar en otras profesiones». El escenario es «dramático y peligroso», han refrendado.

Y a la hora de buscar razones, «muy pocas o casi ninguna dependen de los agricultores y ganaderos», ha recordado Fonseca. Ha citado, por ejemplo, el elevado coste de los insumos, la escasez de materias primas, la sequía, la nueva Política Agraria Comunitaria (PAC), las tormentas, las nuevas enfermedades, la extensión del lobo y de sus ataques por diferentes zonas de La Rioja o la proliferación de «megaproyectos de energías renovables que destrozan nuestro paisaje agrario. Todo esto está llevando al límite al campo».

Pérez, por su parte, ha sido crítico con las instituciones «que debieran velar y proteger a los agricultores y ganaderos en lugar de ponerles trabas. Porque desde Europa se está abriendo las puertas de par en par para la entrada de productos de terceros países y no se les exige los requisitos a los que sí estamos obligados nosotros». El presidente de ARAG-Asaja ha asegurado que «si se quieren cargar el campo riojano y español van por el buen camino. Si buscan que cada vez haya más productos de Marruecos, Brasil o China, están haciendo lo correcto. Porque si seguimos así, no va a quedar nadie».

Igor Fonseca ha hecho una radiografía del sector agrario en La Rioja con un análisis de los principales cultivos así como de las medidas que se están implantando y de los retos que tiene el campo

El sector vitivinícola riojano «acumula tres años de caídas de ventas», ha reconocido el secretario general de la principal organización profesional agraria, y aunque había esperanzas puestas en 2023 para que fuera el ejercicio de la recuperación «los agricultores seguimos muy por debajo del umbral de rentabilidad». Las ayudas a la destilación, materializadas en 25 millones de euros aportados por los gobiernos riojano y vasco, no han tenido el efecto esperado a la hora de que la uva se haya pagado a un mejor precio «y por ello vamos a proponer el desarrollo de una nueva ayuda directa en la cosecha en verde que haga más atractiva esta medida».

La sequía extrema del verano tuvo un impacto «tremendo» y eso provocó una «merma en el rendimiento de la cosecha entre un 40% y un 50%». A ello, recuerda Fonseca, hay que sumar «la carestía de los insumos justo en el momento de la siembra», la subida del precio de semillas, fertilizantes o gasóleo «o la falta de suministro de grano como consecuencia de la invasión de Rusia en Ucrania». Además, «asistimos a un movimiento especulativo a nivel internacional que está haciendo que caiga el precio del cereal».

El segundo sector agrario por importancia en La Rioja después del viñedo, que emplea de manera directa a más de 2.700 trabajadores, «no ha encontrado soluciones eficaces a problemas como el empleo de fitosanitarios, por ejemplo» y también el cultivo ha sufrido una reducción en su rendimiento «entre un 15% y un 20%». La falta de la paja también provocó dificultades en verano «y el precio llegó a encarecerse un 300%».

La meteorología afectó «con una merma en la producción del 40%», detalla Igor Fonseca, que también ha alertado de la importación que está habiendo de almendras de California procedente de campañas pasadas «y esto está hundiendo al sector español»

Las tormentas y las elevadas temperaturas han supuesto un lastre para la cosecha de diferentes árboles frutales «y también ha provocado la reducción del calibre de muchos productos». De hecho, la sequía ha puesto en riesgo la viabilidad de plantaciones en el valle del Iregua, por ejemplo, mientras que las enfermedades o las plagas de insectos también han tenido un efecto nocivo.

La extensión del lobo es, a juicio de ARAG-Asaja, una de las principales amenazas para la ganadería extensiva, sin olvidar la tuberculosis o las enfermedades infecciosas respiratorias. Y en cuanto a la ganadería intenvia, el incremento del precio de la energía está complicando el futuro de muchas explotaciones «así como el anticipo del endurecimiento de condiciones para la autorización del transporte de animales», lo que va a provocar en opinión de Igor Fonseca que muchos ganaderos riojanos no puedan exportar sus animales.

La nueva Política Agraria Comunitaria (PAC) «está siendo extremadamente compleja», ha señalado el secretario general del primer sindicato agrario de la región, «y está siendo complicada su puesta en marcha por parte de las administraciones». De este modo, los agricultores y ganaderos «están teniendo también dificultades para poder cumplirla por su enrevesada normativa».

«Seguimos sin tener contratos en muchos casos, no se conocen los precios a los que se van a pagar los productos cuando ya se han recogido y se siguen pagando por debajo de los costes de producción», ha alertado Fonseca. Confía en que la Consejería de Agricultura «sea más sensible» a este problema del incumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria «y parece que ya se están estableciendo más controles, pero todavía son insuficientes». Eduardo Pérez ha asegurado que su organización «ya ha trasladado a la Consejería la información de los incumplimientos que hemos conocido» de bodegas que han pagado la uva por debajo del coste de producción y ahora tiene que ser el departamento de Noemí Manzanos el que «tome medidas».

El proyecto de Forestalia para crear una autopista de alta tensión que cruce La Rioja desde Alfaro hasta Briñas representa, a juicio de ARAG-Asaja, una «amenaza para nuestro suelo agrario fertil y productivo». En los últimos años «hemos visto que el Gobierno riojano (en alusión a la legislatura de Concha Andreu) ha dado el visto bueno a proyectos de energías renovables que incurrían en carencias o que estaban sustentados en condiciones artificiales». Fonseca apela a la «sensibilidad diferente» del Ejecutivo de Gonzalo Capellán «en defensa de nuestro paisaje pero le vamos a pedir que revise de oficio todos los expedientes de proyectos que ya hemos recurrido» para su paralización.

En primavera llegarán las elecciones al Parlamento Europeo y aunque parece que esta institución «queda lejos, en Bruselas se toman más del 80% de las decisiones que afectan a nuestro sector agrario». Por este motivo, concede gran importancia a las políticas que se vayan a aplicar «para defender al campo y a sus profesionales».