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Sojuela no es un pueblo como otros. Puede parecerlo al pasear por su calle Mayor, al cruzar frente a su iglesia de Santa María del Pópulo –no confundir con la basílica romana–, junto al frontón, o al entrar al bar que alberga su centro ... social, bajo el Ayuntamiento. Sin comercio local pero sí ambulante, de panadería y otros productos básicos para cerca de un centenar de vecinos. Pero no es esa la única Sojuela. A un par de kilómetros, monte arriba, viven la mayor parte de vecinos del municipio en unas viviendas que poco tienen que ver con las del pueblo clásico. Es otra estampa. Cientos de casas en una gran urbanización ligada al campo de golf, poblada progresivamente con el impulso de la crisis económica y la pandemia y que justifican la explosión demográfica de Sojuela, que ha incrementado su censo de 81 a 603 habitantes desde 2000.
Diego Fernández, su alcalde, no considera este crecimiento artificial, sino consecuencia del desarrollo urbanístico y del atractivo de las viviendas a buenos precios en un entorno rural. «Estas viviendas eran un mercado ligado al campo de golf, pero a raíz de la crisis y la explosión de la burbuja inmobiliaria surgieron muchos precios a precios asequibles y cambió la tendencia de ser un destino de segundas residencias a serlo de vivienda habitual», explica el alcalde de Sojuela.
Pese a todo, el censo municipal no crecía en la misma medida que la venta de inmuebles, y hace cinco años Sojuela no llegaba a los trescientos habitantes. Todo cambió con la pandemia. «Desde entonces aumentó mucho el número de empadronados, y aunque ahora se ha frenado un poco, no hay semana en la que no se mueva el padrón del pueblo», comenta Diego Fernández. Y puede crecer más, muchas casas aún se anuncian en inmobiliarias.
Este sonado crecimiento, multiplicando por seis su población, conlleva una mayor exigencia e inversión en el municipio: «Es complicado porque contamos con medios limitados y una estructura pequeña y ahora todo ha aumentado mucho a nivel administrativo, de servicios, contenedores, transportes...». Además, añade el alcalde que «en la zona del campo de golf no contamos con ningún edificio municipal pero próximamente vamos a hacer allí un centro dotacional, con bar-cafetería, salas polivalentes para talleres, ludotecas, reuniones...».
Y es que en la integración, la distancia es un hándicap, «los dos núcleos están muy separados», pero Diego Fernández recalca que existe «un ambiente muy bueno entre todos los vecinos y se está empezando a generar una mayor socialización».
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