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JUAN QUINTANA - LA TRILLA
Martes, 18 de diciembre 2018, 23:19
Hace poco más de una década, al comienzo de la última crisis, se vislumbró la posibilidad de un cambio de tendencia poblacional, activándose el movimiento de personas de zonas urbanas a rurales. El motivo era las cada vez menores posibilidades laborales en las ciudades, lo que animó a no pocos a buscar nuevas oportunidades en espacios tradicionales, donde el coste de la vida era más bajo y en dónde las raíces todavía existentes de muchos de estos neo-rurales podían ofrecer nuevas opciones profesionales. Por supuesto, la realidad ha demostrado que, con carácter general, las zonas rurales no han sido ese semillero de oportunidades.
La cifras demuestran que este cambio migratorio no se produjo. De acuerdo con el Informe Anual de Indicadores: Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente 2017, del Ministerio de Agricultura, desde el 2000 la población rural ha bajado el 9% en España; el 10,2% si se consideran los municipios con menos de 5.000 habitantes. De las diecisiete comunidades autónomas solo ha aumentado la población rural en Canarias y Madrid. Este descenso se ha producido paralelamente al crecimiento del 15% en el total de la población.
Es interesante destacar que 7,7 millones de personas, el 16,5% de la población española, vive en las denominadas zonas rurales, que corresponden al 84% del territorio español y ocupan 425.000 kilómetros cuadrados, con una densidad de 18 habitantes por kilómetro cuadrado. En total son casi 6.700 municipios.
En La Rioja hay 64.664 habitantes rurales, el 21% de los que habitan en esta región. Además, de esta población rural, el 85% viven en municipios pequeños, el porcentaje más elevado junto a Navarra y Castilla y León.
En cuanto a la evolución de la población rural riojana, su tasa de disminución ha sido del 11,1% desde el año 2000, superior a la media nacional. Esta pérdida poblacional se ha producido en su gran mayoría en el periodo del 2008 al 2017. En definitiva, no parece que el efecto crisis supusiera una vuelta al campo riojano de descendientes de sus pueblos, ni de nueva población urbanita, sino más bien todo lo contrario.
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