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Amparo Marco, Carolina Herrero, Carmen Arada, Sergio Somalo, Tania Alesanco, Guillermo Gutiérrez y Diego Fernández son un grupo de riojanos, la mayoría profesores del colegio San José Maristas de Logroño, que han dedicado un mes de sus vacaciones a colaborar como cooperantes, mediante la ... ONG SED Rioja, en los campos de trabajo de Santa Apolonia, Uspantán y Patzún y en el hogar de acogida de las Hermanas Franciscanas de Santamaría de Guadalupe, en Guatemala.
Para algunos como Sergio y Tania no es la primera vez, ya estuvieron allí, a más de 2.000 metros de altura, el año pasado. Su principal labor es ayudar a los maestros de escuelas rurales que enseñan a niños huérfanos o en riesgo de exclusión social. Los Hermanos Maristas trabajan en este proyecto de forma intercongregacional con el fin de colaborar con estas sociedades de países en subdesarrollados y con el «acompañamiento incansable» de María, Ana María y Françoise, las Hermanas de la Sagrada Familia.
«Económicamente no tienen nada, se autoabastecen con el maíz y el frijol que cultivan», explica Diego Fernández Morales, quien estuvo en Uspantán junto al hermano marista Guillermo Gutiérrez colaborando en sus diferentes aldeas. Lo que más le llamó la atención a este joven profesor logroñés de 37 años fue «la generosidad de la gente, no tienen nada e intentan satisfacerte; además, siempre te sonríen, sobre todo los niños». Describe sus casas como unas estructuras de madera con suelo de barro, sin electricidad ni agua corriente. Y, aún así, destaca una anécdota: «Un anciano se echó al suelo para que nos acostásemos en su cama, que era un tablón, porque eso era, nos decía, su sentir».
Allí hablan quiché, puesto que son indígenas de origen maya, y los niños deben aprender español al iniciar la escuela, con 7 años, en lo que en España sería 1º de Primaria. Una vez allí, 'a pie de campo', el voluntario piensa: «Te planteas lo injusta que es la vida y la suerte que hemos tenido nosotros al nacer en un país desarrollado», reflexiona Diego. «A veces pensamos que sólo podemos ayudar con aportaciones económicas y no es así, con un pequeño gesto puede ser suficiente», advierte este maestro, y especifica que «con pequeños pasos les ayudas mucho». Por ejemplo, en cuestiones básicas de higiene, de estructuración de la casa, separación del ganado, etc.
Para Diego Fernández ha sido su primera experiencia como cooperante. «Antes no me atrevía a dar el paso, pero me llamaba la atención cuando acudían otros compañeros», recuerda. Ahora, después de un mes y medio en Guatemala, porque pidió una ampliación para estar quince días más de lo inicialmente previsto, y a pesar de haber estado en la zona más 'dura', no se arrepiente: «Estás allí y, por una parte, quieres regresar, pero, por otra, deseas quedarte y ayudar más».
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