Secciones
Servicios
Destacamos
Manolo romero
Logroño
Jueves, 8 de septiembre 2022, 07:58
Con cinco horas de diferencia, Ana y María nacen en el hospital San Millán de Logroño. Ambas tienen poco peso (Ana, 2.145 gramos;María, 2.290 gramos) y los médicos las trasladan a la sala de incubadoras (Ana, incubadora 1;María, incubadora, 2). No hay ningún contacto con sus padres que pudiera alertar del posterior intercambio. Tras un día en las incubadoras, las dos bebés pasan al área de cunas: Ana, a la número 6; María, a la 7. Es en ese momento en el que, presuntamente, se produce el error fatal:son intercambiadas de cuna y, finalmente, entregadas a madres equivocadas.
Cuando son entregadas a sus familias, nadie se percata de las incongruencias de los grupos sanguíneos ni de que la nacida en segundo lugar (y que tiene un número de historial médico posterior) acaba en brazos de la madre que dio a luz en primer lugar. Las vidas de Ana y María se cruzan. La primera es criada por los padres biológicos de María [Paco y Susana] y vive con sus hermanos. María vive en una situación de riesgo (declarada administrativamente en 2003) y con las discapacidades e incapacitaciones de sus progenitores formales, no biológicos, es criada por su presunta abuela.
María tiene ya 15 años y su abuela materna, que es quien la ha criado durante ese tiempo, interpone una demanda de alimentos contra quien todos pensaban que era el padre de la niña. Al ser interpelado judicialmente, el supuesto padre rechaza pago alguno y dice que María no es hija suya. La jueza de Familia ordena que se someta a una prueba de paternidad que confirma, para sorpresa de todos, lo que él aseguraba, que María no es su hija biológica. Otra prueba de ADN realizada a nivel particular y sin conexión con ese proceso judicial, desvela que tampoco es hija de quien creía que era su madre.
El Juzgado de Familia concede el beneficio de la mayoría de edad a María, que sigue viviendo con su supuesta abuela. La joven se dirige al servicio de Inspección Médica de la Dirección General de Asistencia, Prestaciones y Farmacia de la Consejería de Salud reclamando que le digan quiénes son sus padres y quién es realmente ella. Salud coteja 13 nacimientos en fechas próximas al de María y concluye que, a falta de una prueba de ADN, solo pudo ser cambiada con Ana:tenían intercambiados los grupos sanguíneos y la primera en nacer fue entregada a la segunda madre que dio a luz.
María reclama a Salud 3 millones de euros por daños morales (la Consejería, en su propuesta provisional, dice que no hay un nexo causal entre el intercambio y la situación de la joven, que no es un hecho antijurídico y que tiene la obligación de soportar las consecuencias... pero ofrece 215.000 euros). Además, en el Juzgado de Familia se inicia un procedimiento de filiación. Las pruebas de ADN confirman que María es hija de Paco y Susana, su madre biológica, que falleció en 2018, y la sentencia declara esa paternidad.
AUX STEP FOR JS
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Javier Campos y Justo Rodríguez | Logroño
Juan Cano, Sara I. Belled y Clara Privé
Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.