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El pasado domingo 8 de mayo era un servicio más en el restaurante La Tapiada de Albelda de Iregua, pero de pronto, una señora empezó a atragantarse con un trozo de pescado. Entonces, Pedro, 'maître' del restaurante, llamó a su compañero Renato. Este, con templanza, le practicó a la mujer la maniobra de Heimlich, consistente en realizar compresiones abdominales para desatascar el conducto respiratorio. Renato logró que la clienta expulsara el trozo de pescado y la salvó de ahogarse.
Este tipo de sucesos puede que se repitan a menudo en el mundo de la restauración y no pasaría de la anécdota si no fuese por el protagonista, el camarero, pues es la cuarta vez que salva la vida de un cliente, la tercera librándole de un atragantamiento, siempre en un establecimiento distinto. En noviembre de 2019, Renato salvó a un hombre de otro ahogamiento en el restaurante El Molino de Agoncillo. Antes, hace seis años, hizo lo mismo con otro cliente en la cafetería Viena de Logroño. Y tiempo atrás, en las ferias de San Pedro y San Marcial de Irún, practicó un torniquete crucial a una joven que se cortó un pie con un vaso. Cuatro salvamentos cruciales en una década.
Con más de 40 años dedicados a trabajar en la hostelería, Renato Ros, nacido en Estella (Navarra) pero afincado hace tiempo en Logroño, ha trabajado en bares de La Laurel y San Juan, la cafetería Viena, el hotel Soto Galo, El Molino y, ahora, en La Tapiada. Contar con él en nómina supone tener un camarero y un salvavidas con experiencia acreditada en primeros auxilios.
Renato recuerda que el pasado 8 de mayo, en uno de los comedores de La Tapiada, al no haber banquetes de comuniones o bodas, sirvieron menús y llenaron. «De pronto, me llamó mi compañero Pedro apurado y vi a una señora que no podía respirar, aunque me llamó la atención su tranquilidad», recuerda Renato. Entonces le explicó cómo iba a proceder con ella, la inclinó y le dio cinco golpes en la espalda. «Después de darle el quinto golpe, no expulsaba el trozo que la ahogaba, así que le oprimí debajo de las teticas y lo expulsó. Era un trocito muy pequeñico», describe Renato. Después, la mujer continuó comiendo con normalidad. Todo quedó en un susto.
Asegura el camarero que lo que él hizo lo puede hacer cualquiera, que mucha gente lo hace y no sale en prensa. Pero no hay mucha gente que, como él, resuelva tantos y tan importantes problemas por el bien del prójimo. Eso sí, la situación más compleja de las que ha vivido confiesa que fue la primera, en Irún. «La chica se cortó una vena del pie con un vaso roto, porque llevaba unas sandalias. Sangraba mucho y me pasé tres cuartos de hora con el brazo en alto, sujetándole el pie, hasta que llegó la ambulancia, asustado porque estaba el suelo lleno de sangre y me dolía el brazo», reconoce Renato.
Del incidente en La Tapiada recuerda la serenidad de la señora frente al nerviosismo de su familia. Otro comensal se levantó y le dio la enhorabuena al camarero. «Le has salvado la vida a la señora. Me has alegrado la comida. Hasta ahora mi héroe era Batman, pero a partir de ahora eres tú», le espetó Jorge, aquel anónimo cliente del restaurante.
En contraposición al suceso vivido en El Molino, en el que el hombre salvado, señala Renato, no dio ni las gracias y se fue, la clienta de La Tapiada dejó 10 euros de propina. «Eso es lo de menos. Cuando se iba le deseé que esa noche cenase a gusto, entonces se volvió y dijo: 'Gracias a usted'. Eso me agradó más», confiesa Renato. «No le doy más importancia, aunque sí, son ya tres veces. No sé qué don me ha dado Dios pero para esto soy tranquilo. Te quedas bien», admite Renato, que es hipertenso.
El 16 de noviembre de 2019 un hombre que comía un bocadillo de tortilla en el restaurante El Molino de Agoncillo se atragantó con una corteza de pan. Entonces un camarero que apenas llevaba una semana trabajando en el establecimiento auxilió al hombre y le practicó la maniobra de Heimlich que le enseñaron durante un curso de formación en el hotel Soto Galo de Logroño, donde había trabajado anteriormente. Diario LA RIOJA ya le dedicó entonces, unos días después, el 21 de noviembre, un reportaje al suceso.
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