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Del blanco al negro en apenas unos meses. El cereal riojano recordará esta campaña por lo prometedora que se auguraba allá por el mes de ... marzo y lo decepcionante que finalmente ha sido. A principios del pasado mes de mayo, con los campos riojanos aún verdes, los agricultores confiaban en lograr una de las cosechas más voluminosas de los últimos años, pero las elevadas temperaturas sorprendieron al cereal en fase lechosa, el momento en el que la espiga termina de conformarse y se llena del grano, proceso para el que estos cultivos demandan temperaturas suaves e, incluso, alguna precipitación. No fue así. Todo lo contrario. El calor acabó secando muchas espigas y los cálculos que hace el sector apuntan a una pérdida del 40% de la producción esperada.
«Cuando llegó el cuajado del grano, el calor que hizo a mediados de mayo acabó por malograr el cereal, cuando venía una campaña histórica con unos precios históricos», explica el presidente de Arag-Asaja, Eduardo Pérez Hoces, que cifra en el 40% la merma de la producción. «Algunas parcelas pudieron regar, pero mayoritariamente no se riega y cuando ha tocado cosechar hemos visto los efectos del calor».
El presidente de UAGR-COAG, Óscar Salazar, también recuerda que tras la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas, el precio del cereal repuntó marcando récords históricos, pero que a día de hoy no está claro que la cosecha, pese a ello, acabe siendo rentable. «Veremos cómo acaban los precios. Estamos en manos de los especuladores y de repente se están desplomando los mercados», algo que atribuye a esa especulación del mercado desregularizado.
«No hay motivos que lo justifiquen cuando existe una reducción tremenda de la producción y existe demanda y necesidad de cereal. Es pura especulación y no tiene sentido que estemos ahora hablando de posibles pérdidas», añade Salazar. Y es que, pese al repunte del precio en relación al año pasado, el disparatado incremento de los gastos (el gasoil ha subido más del 200%; la electricidad, por encima del 70%; los fertilizantes, una media del 140%; y los fitosanitarios un 35%) condiciona dicha rentabilidad. «En muchas zonas de La Rioja no es viable cultivar cereal. Si no se toman medidas, se dejará de cultivar», añade cargando también contra una PAC que está «enfocada a la no producción, cuando lo que necesitamos es precisamente lo contrario. Nos estamos quedando sin las materias primas que son la base de la alimentación», lamenta Salazar.
Con menos intensidad, la campaña de frutales también ha estado marcada por diferentes problemas. Quizá no tanto por el calor, que sí ha provocado «una merma en el calibre del fruto», según Salazar y recolecciones prematuras, con escasa maduración, para evitar su pérdida. «Sí sufrió las heladas que se registraron en el mes de marzo, que en principio parecía que no habían afectado demasiado, pero que a la hora de la recolección se ha visto que sí. Especialmente en el melocotón», completa Eduardo Pérez Hoces.
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