Pasear durante la última semana de octubre por las tiendas de ropa y comercios del centro logroñés ofrece una imagen insólita: en sus escaparates, estanterías y perchas ya cuelgan las prendas de la temporada de invierno, pero apenas hay clientes dentro. Son pocos los que ... se animan a comprar y, quienes lo hacen, se decantan más por la ropa de entretiempo.
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«He comprado varios pantalones y camisetas, porque este tiempo no hay quien lo aguante», reconocía María Ángeles Gonzalo nada más salir de la tienda Cucada, Bolsos y Complementos, situada en Vara de Rey. En su caso, había ciertos recelos sobre si este invierno hará falta mucha ropa de invierno. «A este paso, no sé si nos va a hacer falta comprar algún abrigo, porque de seguir así, para cuatro días que nos lo vamos a tener que poner... Tiraremos con el del año pasado», exponía. Otros años, para estas fechas, ya había sacado a relucir sus abrigos.
En la mayoría de las tiendas, el cambio de temporada se realizó en septiembre, pero todavía llegan prendas de entretiempo. «La gente no compra tanto abrigos, nos preguntan por los jerséis y pantalones finos, cuando el año pasado por estas fechas ya nos los estaban pidiendo», corroboraba una de las empleadas del citado establecimiento.
La misma situación se vivía en las tiendas de la calle San Antón. En Sol&Sol, una de las dependientas aseguraba que «se están notando las altas temperaturas». «El calor está afectando muchísimo, porque casi nadie se atreve a entrar. Hay alguna toma de contacto, pusimos la ropa de invierno y hacen alguna pregunta, pero no compran por el calor y por el miedo que hay de los gastos que supondrán la luz y la calefacción».
La preocupación por la situación económica, acrecentada por la inflación, resultó ser la tónica general. «Se está vendiendo, pero la mitad que otros años», detallaba Daniel Rey, gerente de Cortefiel, que achacaba esta reducción de las ventas a que los clientes «están haciendo una previsión para cosas más necesarias, como la alimentación». «Se ve que vienen clientes y se animan a probar, pero con menor afluencia que otros años. No hay mucho dinero y hace mucho calor», añadía. «No sabemos cómo será el invierno, todavía estamos en un verano largo, habrá gente que espere a que cambie el tiempo para lanzarse a por un abrigo, pero todo dependerá de las necesidades», argumentaban desde la tienda de ropa Pilar Prieto, situada en plena Gran Vía logroñesa. Cerca de ella, Paloma Gómez tan solo buscaba hacerse con ropa de entretiempo. «No he mirado todavía por el tiempo, porque este calor tampoco incita a comprar. Es probable que tire con lo del año pasado», decía esta clienta.
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La paralización de las ventas está suponiendo «una piedra más» para el comercio local «A la inflación y a los crecientes gastos de la electricidad, hay que sumar que no está siendo la temporada que tendría que ser, porque con estas temperaturas nadie va a comprar un abrigo o un plumífero», exponía Adelaida Alútiz, secretaria general de la organización FER Comercio, que añade que «para cuando haga frío, nos encontraremos en la campaña de Black Friday o en Navidad y ya no van a poder vender».
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