El pleno del Parlamento europeo avaló el miércoles en una ajustada votación la propuesta de la Comisión Europea para calificar como sostenibles la energía nuclear y el gas. Un «disparate» a juicio del eurodiputado socialista riojano, César Luena, a la sazón, vicepresidente de la Comisión ... de Medio Ambiente, una de las más combativas contra este planteamiento.
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Descendiendo a lo práctico, Luena descarta que esta nueva taxonomía (clasificación) ponga palos en las ruedas a los planes de transición ecológica del Gobierno de España y del Ejecutivo regional.
– ¿La Eurocámara ha enmendado la política europea contra el cambio climático?
– Una enmienda a la totalidad, no. Pero sí ha enviado una señal bastante errónea, errática, poco creíble y engañosa. Marca unos indicadores a los inversores, es decir, una lista, un catálogo público sobre qué tipo de inversiones y qué tipo de energías tienen el sello verde o sostenible. Por nuestra Comisión han pasado desde la Plataforma de Finanzas Sostenibles a numerosos científicos y todos nos han dicho los mismo: estas energías no son verdes. Insisto, no creo que sea una enmienda a la totalidad, pero en efecto va en contra de los objetivos generales del Pacto Verde Europeo y de la Ley del Clima: alcanzar la neutralidad climática en 2050. Con el añadido de que Europa no legisla para ella sola, legisla para el mundo. Y en este caso hemos hecho algo muy impropio de lo que suele hacer la UE.
– ¿Impropio en qué sentido?
– La UE tiene una marca de regular internacionalmente los aspectos más controvertidos casi de una manera impecable. En este caso, no, porque es absolutamente incoherente y porque va contra la evidencia científica. Si esto ha salido adelante es por una mezcla de los diputados de derecha y de extrema derecha, que han votado todos, y de una gran parte de los diputados liberales, que han conformado una mayoría. Así es la democracia. Ahora queda el Consejo Europeo. Pero son necesarios veinte estados miembros que aglutinen al 60% de la población y eso no nos da esperanzas.
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– España podría ser uno de ellos puesto que ya se ha posicionado en contra de la decisión del Parlamento europeo. Pero, ¿qué capacidad tienen los estados para seguir sus propias hojas rutas a partir de ahora?
– España va a seguir adelante con su propio plan, un plan muy potente de energías renovables. Desde hace años somos un país en el que las energías renovables han tenido mucho impulso y el Gobierno va a poder seguir indicando cuáles son sus preferencias y sus planes. Por tanto, obligación, ninguna. Esto es algo que atañe a quienes quieran invertir, que van a poder ver una señal inequívoca, que a mí me parece un disparate: invertir en centrales para generar electricidad con gas y en centras nucleares es verde.
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– Y en la práctica ¿qué supone para los ciudadanos?
– Hay que ser prudentes, pero no veo un impacto directo ahora. Las autorizaciones para las inversiones siguen en manos de los estados miembro de la UE. Lo aprobado por el Parlamento europeo es para los inversores privados no para los planes públicos. Y va a beneficiar a países que tienen una vocación nuclear, caso de Francia. Será el propio Gobierno francés el que anime a los inversores privados a invertir en esa tecnología porque ahora desde la UE les dicen que es sostenible. Pero eso no lo van a hacer ni el Gobierno de España ni el de La Rioja. Y también beneficiará a otros países que dependan muchísimo del gas, en este contexto además de guerra de Rusia contra Ucrania, y que no tengan alternativas de invertir en energías renovables, como los alemanes o los eslovenos.
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– ¿Cuánto ha pesado en esta votación la escalada alcista de los precios energéticos?
– Seguro que en algunos casos sí que es un argumento del que han tirado los diputados conservadores. Pero este acto delegado (propuesta de la Comisión) viene de antes de que Putin invadiera Ucrania. Lo cierto y verdad es que antes de la guerra los argumentos que más pesaban eran que son energías de transición e incluso lo del gas verde. En todo caso, yo le doy la vuelta siempre a este argumento: la Comisión presentó hace dos meses el programa para conseguir la independencia energética y que ahora diga que las inversiones en gas, del que no tenemos reservas, es verde resulta una contradicción. No se puede perseguir la independencia energética y, al mismo tiempo, decirles a los inversores que sigamos con los gasoductos y las centrales de electricidad generado por gas.
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– ¿Cómo convencer a los europeos de que hagan tantos esfuerzos en la lucha contra la crisis climática cuando otras potencias contaminantes ni se lo plantean?
– Lo que dice es verdad, pero desde la cumbre de Río de 1992 (se detectó por primera vez el calentamiento del planeta por las emisiones de gas de efecto invernadero a la atmósfera), Europa ha ejercido el liderazgo internacional y así debe seguir siendo. Ahora bien, hay que preservar la cohesión social, que es algo que siempre hemos defendido los socialdemócratas. Por eso se va a crear el fondo social del clima para que las empresas y los ciudadanos sean recompensados por los esfuerzos que van a tener que realizar. Es decir, el pacto verde tiene que ser un pacto social, pero no podemos dejar de hacerlo, aunque solo seamos responsables del 8% de las emisiones directas.
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