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El día de la oposición los aspirantes a profesores esperan sentados a que una mano inocente extraiga de la urna tres bolas numeradas de ... las 25 posibles; cada número corresponde a un tema. El azar se convierte entonces en un elemento fundamental de la prueba y los aspirantes que no se hayan preparado buena parte del temario se encomiendan a la diosa Fortuna para que les despeje su futuro laboral.
Por este trance pasarán el próximo día 22 los 2.380 candidatos a cubrir una de las 330 plazas de maestro de las siete especialidades convocadas. Todos ellos dejarán en manos del destino las opciones de éxito futuro. El sistema ha sido ampliamente criticado desde los sindicatos de profesores porque lamentan que esta no es la mejor forma de evaluar la formación de los candidatos y el resultado final es que necesariamente no siempre aprueban los mejores, sino los que han tenido la suerte de su lado.
¿Qué probabilidades tendrán los opositores de que 'caiga' uno de los temas estudiados? Teniendo en cuenta que el temario de las mencionadas pruebas a maestro lo integran 25 temas, de los que se extraen aleatoriamente 3 para que el aspirante elija uno a desarrollar, las combinaciones posibles son entonces 2.300. Así lo explican los profesores del departamento de Matemáticas y Computación de la Universidad de La Rioja (UR), Juan Miguel Ribera y Lucía Rotger, que parten de la base de que los cálculos se efectúan partiendo de la premisa de que lo mejor es estudiar detalladamente todos los temas. En cualquier caso, sostienen que la probabilidad de que 'toque' un tema u otro no es determinista. Y para ilustrar esta afirmación ponen el ejemplo del lanzamiento de una moneda: aunque una de cada dos veces saldrá cara y también una de cada dos será cruz, esto no implica que si al lanzar la moneda te sale una cara, el siguiente lanzamiento sea necesariamente cruz.
Esta circunstancia también se refleja en el caso de los temas de oposición, es decir, los temas que salgan en una prueba no determinan los que salgan en la siguiente oposición, o lo que es lo mismo, «la probabilidad se refiere a la extracción de las bolas y no está relacionada con extracciones anteriores», matiza Ribera.
De los cálculos se extraen algunas conclusiones y curiosidades. De partida, con estudiar un único tema la probabilidad de que este figure en una de las bolas que se extraen es del 12% y esto es así porque, de acuerdo con los cálculos de Ribera y Rotger, de las 2.300 combinaciones posibles un tema en particular aparece en 276 de ellas.
El 50% de probabilidad se alcanza con saber sólo cinco temas. Es decir, un aspirante que el próximo 22 de junio opte a una de las 330 plazas de maestro se puede presentar al examen habiendo estudiado cinco temas y la probabilidad de que 'caiga' alguno de los cinco será exactamente del 50,43%.
Las posibilidades de atinar aumentan exponencialmente. Basta con prepararse bien nueve temas para que la probabilidad de que toque sea del 75%. El 90% se alcanza cuando se aprenden mas de la mitad de los temas (13 de los 25). A partir de aquí, la curva de porcentaje escala muy lentamente. Por un tema estudiado más, las opciones de que toque sólo se incrementan poco más del 2%.
Por ejemplo, el 95% de probabilidad se obtiene habiendo estudiado 15 temas de los 25 y, por tanto, sólo hay 120 combinaciones de las 2.300 posibles en las que en las tres bolas extraídas aleatoriamente no aparece ninguno de los contenidos memorizados. Si se aprenden perfectamente 22 temas sólo hay una única posibilidad de que no caiga uno de los tres temas que se han pasado por alto.
El 100% se alcanza con 23 temas, a partir de ahí nunca se pinchará en hueso porque es seguro que alguno de ellos va a formar parte de una prueba de la que depende el futuro laboral de muchos opositores.
A la vista de estos datos, una de las conclusiones que se extraen, según Ribera y Rotger, es que conviene tomar decisiones acerca del número de temas que se aprenden y el esfuerzo que se invierte en ello porque éste podría ser más rentable si se destina a reforzar lo estudiado.
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