«Buscamos una comida rica, sin parafernalia, a precio asequible»

– ¿Qué supone tener esa placa?

– Significa mucho. Que reconozcan y valoren tu mérito, el esfuerzo de tu duro trabajo diario, con tantos sacrificios incluso familiares, es algo muy bonito.

– ¿Cómo llegan al galardón?

– En la primavera del año pasado recibimos un correo electrónico de Michelin comentándonos que había estado un inspector en el restaurante y habían decidido incluirnos en la familia Michelin. Estar en la mejor guía mundial era ya un reconocimiento fantástico. Después, nos invitaron a la gala Michelin del 14 de diciembre, donde nos entregaron este galardón. Nunca lo buscamos; solo buscamos hacer las cosas bien, una comida rica, sin mucha parafernalia, con producto de aquí, de la tierra, de temporada. Y esto es gracias a todo el equipo.

– ¿Responde la esencia del galardón a la filosofía de Morro Tango?

– Sí. La idea con la que concebí el restaurante era hacer una cocina rica, buena, a un precio asequible para todos. Ahora mismo, dada la mala época que vivimos, hemos tenido que subir un poco, pero la idea es seguir con ese concepto, una buena cocina lejos de precios desorbitados y que pueda disfrutar todo el mundo.

– ¿Cómo sobrevive un restaurante con reconocimiento Michelin en un pueblo de 10.000 habitantes?

– La pandemia fue muy dura. Al principio parecía que cerrábamos por una semana, un mes... Pero a medida que transcurrieron los meses, lo pasamos muy mal. Ahora, tenemos bastante jaleo todos los días... ¡Y que siga! Somos un restaurante pequeño, que enseguida se llena, pero estamos trabajando bien los martes, los jueves con el pincho pote y fines de semana. Viene mucha gente de Alfaro, pero también de localidades de la ribera riojana y navarra. El galardón atrae a más público y llevamos unos meses trabajando muy bien.

– ¿Cómo se define?

– Estuve 13 años en el Echaurren y pasé por todas las partidas. Quería volver a casa y crear esta familia: una comida rica y de la tierra en un espacio como estar en casa.