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Jan, en un parque de Logroño. SONIA TERCERO

En busca de esperanza en La Rioja

Jan y su familia llegaron a España hace un año, tras la caída de Kabul en manos de los talibanes

MARÍA EZQUERRO

Martes, 23 de agosto 2022, 11:14

El 15 de agosto de 2021, el verbo huir se manifestó en su máxima crudeza en Afganistán. Los talibanes se hicieron nuevamente con el control del Estado tras una rápida conquista de Kabul. Miles de personas se dispusieron entonces a salir del país y acudieron durante días al aeropuerto de la capital con la esperanza de encontrar una vida mejor lejos del régimen insurgente.

Jan fue testigo de lo que allí sucedió, junto a su mujer y a sus cinco hijos. Tras pasar unas noches agónicas en el aeropuerto pudieron venir a España en uno de los vuelos de evacuación que puso el Gobierno español a disposición de los antiguos colaboradores afganos.

Esta familia afgana permanece a día de hoy en Logroño gracias a la la asociación Rioja Acoge, que es la encargada de su seguimiento y manutención.

La ayuda prestada como colaborador a las tropas españolas desplazadas en Afganistán durante los años 2009 y 2010 le permitieron a él y a su familia acogerse al operativo de protección internacional. Este 26 de agosto se cumple un año desde que pisaron suelo español, pero llegar hasta nuestra comunidad no fue una tarea sencilla.

«Yo seguí con mi vida cuando dejé de trabajar para el ejército español, pero cuando cayó el Gobierno del país el 15 de agosto comprendí que si nos quedábamos nuestra situación iba a ser muy delicada», confiesa Jan. El 23 de agosto fue con su mujer, sus hijos y su hermano al aeropuerto para intentar salir del territorio afgano. Las instalaciones estaban repletas de talibanes y de tropas extranjeras que se disponían a abandonar el país. Pasaron dos noches allí hasta que finalmente pudieron embarcarse en el avión del ejército español. El miedo congeló sus corazones durante la larga espera. «Estuvimos sin comida, sin dormir, mis hijos estaban asustados porque se escuchaban disparos, a mí incluso me llegaron a golpear en la cabeza», detalla. Finalmente, pudieron hablar con algunos soldados estadounidense que estaban allí y, a través de ellos contactaron con los tropas españolas que les llevaron a la madrileña Base Aérea de Torrejón.

«Estuvimos sin comida, sin dormir, mis hijos estaban asustados porque se escuchaban disparos y a mí me llegaron a golpear»

Esos días de desesperación ya han quedado atrás para estos afganos, aunque no son pocos los retos que están teniendo que afrontar para rehacer una vida lejos de sus amigos y descendientes; aprender el idioma o buscar un empleo son algunos de estos desafíos. Actualmente viven en un piso en Logroño. El hermano de Jan les acompañó hasta hace poco, aunque ahora se encuentra en otra comunidad. Sus hijos, menores de edad, fueron escolarizados desde el primer día y su adaptación ha sido buena. «Estamos encantados con los profesores, se han portado muy bien con ellos», asegura su padre.

Tanto él como su mujer están buscando empleo para poder ser independientes económicamente. Jan cuenta con estudios universitarios, pero a pesar de ello encontrar un oficio le está resultando difícil. «He enviado varios currículos, sin embargo, aún no he conseguido un trabajo», afirma. Su mujer también está intentando encontrar trabajo aunque lo tiene más complicado porque apenas tiene estudios y su nivel de castellano es bastante bajo. «Sin un sueldo nuestra vida es muy compleja porque somos una familia numerosa», expone Jan.

«Los profesores de La Rioja se han portado muy bien con mis hijos y estamos encantados con ellos»

Una población reprimida

Kabul cayó en manos de los talibanes el 15 de agosto de 2021. Desde ese día, el país se ha visto sumergido en una grave crisis económica y social. La retirada total de Afganistán de las tropas estadounidenses el 31 de agosto, tras veinte años en guerra (el conflicto bélico más largo en el que ha participado Estados Unidos), hizo prever el peor de los escenarios.

«Las mujeres tienen que continuar con sus trabajos en el hogar en Afganistán y solo las niñas pueden ir a las escuelas»

Derechos fundamentales como el de reunión o el de libertad de expresión han sido eliminados sin contemplaciones. Asimismo, las mujeres mayores de 12 años han quedado privadas del acceso a la educación secundaria y superior. «Las mujeres tienen que continuar con sus trabajos en casa y solo las niñas pueden ir a las escuelas», expone Jan.

«La población no tiene comida y pasa hambre. Contactan conmigo para pedirme ayuda, pero hasta que no encuentre un empleo, no puedo ofrecérsela», sostiene el refugiado afgano que confía en regresar algún día al país que le vio crecer. «Afganistán –concluye Jan– es mi hogar y no puedo dejarlo para siempre, aunque ahora no hay futuro allí».

Jan, dando un paseo junto a sus cinco hijos. SONIA TERCERO

Cruz Roja y Rioja Acoge, las encargadas de los refugiados

Rioja Acoge es la asociación que ampara a esta familia afgana. Desde el primer día les han ofrecido todos los servicios necesarios para completar una correcta integración. Además de esta organización, también hay otras como Cruz Roja que están dentro del programa de acogida que depende del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. En La Rioja, Cruz Roja trabaja actualmente con cuatro familias numerosas, un total de 19 personas. Todas ellas cuentan con menores entre sus miembros. Actualmente, el interés de estas familias pasa por encontrar un empleo con el que lograr rehacer sus vidas a través de sus propios medios económicos. «Su permanencia en la región dependerá de su situación laboral», indica María Isabel Manzanos, responsable del Área de Extranjeros de la institución.

Asimismo, la Asociación Colombiana en La Rioja, Color, ofrece a estas familias un acompañamiento complementario para que se sientan aún más queridos.

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