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El pimiento es en La Rioja uno de los cultivos más simbólicos. No es el más importante por cifras de producción o económicas pero sí que está profundamente arraigado en la cultura agraria y rural riojana. Llega septiembre y ya comienza a notarse ese aroma ... inconfundible que inunda muchos pueblos de la región y que se ha convertido también para agricultores y elaboradores en una interesante puerta abierta al mercado. La cultura del pimiento es conserva y es artesanal, y esos son los valores que le han permitido ganar impulso y presencia para sobrevivir pese a las dificultades.
La variedad de pimientos cultivados en La Rioja ofrece interesantes y variadas alternativas gastronómicas. El pimiento de cristal es uno de los más versátiles, utilizado verde tanto en fresco y como para freir y en rojo para la conserva, al igual que otros como el piquillo o el najerano.
El cornicabra, por su parte, es secado y utilizada su carne posteriormente en platos como las patatas o el bacalao a la riojana. El pimiento de Santo Domingo, los guindillones y las alegrías son las variedades picantes, estando estas últimas en la escala Scoville, que mide el grado de picor de los pimientos, por encima de la cayena, los jalapeños o la salsa tabasco.
Los datos hablan de la presencia menguante en La Rioja de un cultivo que perdió en veinte años la mitad de la superficie cultivada, aunque el descenso en cuanto ha producción no ha resultado tan significativo. Sin embargo, en la última década el pimiento ha logrado estabilizarse, algo de lo que no todos los cultivos pueden presumir en la región. Incluso se observa una tendencia al alza, reflejada en los datos del 2015, año en el que la producción creció un 31% con respecto a la campaña anterior, con un total de 4.785 toneladas en 189 hectáreas.
Uno de los principales impulsos ha llegado por parte de la IGPPimiento Riojano, dedicada a la variedad pimiento najerano, aunque desde hace años se mantienen los trámites para incluir también a la de Santo Domingo, una variedad picante. «Existe una demanda importante y crecimiento sobre nuestro pimiento, incluso desde fuera de La Rioja. Está cada vez más reconocido», explica Jesús Martínez Nalda, de Conservas Marnal y presidente de la IGPPimiento Riojano.
Esta tendencia ha permitido que el pimiento aguante los malos tiempos e incluso remonte en el campo y es que como apunta Jesús Martínez Nalda, «hay gente nueva que ha entrado en el pimiento en estos años y vende a fabricantes». Pese al buen momento, el presidente de la IGPPimiento Riojano denuncia también «la economía sumergida y la competencia desleal» que sigue existiendo en torno al cultivo.
El pimiento najerano es la variedad más reconocible, pero la huerta riojana ofrece numerosos pimientos de calidad como el piquillo, el cornicabra, el morrón, el guindillón, las alegrías o el de cristal. Con respecto a este último una de las experiencias más innovadoras es la de Rubén Hortelano, que lo cultiva en Logroño en un invernadero hidropónico.
Cada variedad cuenta con sus características pero la tendencia es que la gran parte de ellas se destine al mundo de la conserva, al que está ligado de forma muy estrecha. El repunte de esta industria se traduce en el del pimiento, tal y como explica Ernesto Virto, de Conservas Virto:«El pimiento se ha estabilizado e incluso crecido un poco por el mercado nacional. La economía va mejor y la gente vuelve a buscar la calidad, la alimentación sana y el producto artesanal como los pimientos en conserva. Se ha recuperado mercado».
La situación invita a un cierto optimismo en medio de una campaña que está contando con diferentes perspectivas dependiendo de la zona de La Rioja a la que nos traslademos. Jesús Martínez Nalda, de Conservas Marnal en Tricio, es contundente en este aspecto: «No he conocido mejor campaña que esta, con tanta cantidad y calidad. El pimiento nos está sirviendo para recuperarnos
del cereal y la viña».
En Leiva, Alberto Benito, de Conservas El Chato, muestra otra visión:«Los pimientos están madurando aquí con mucha dificultad, de forma poco homogénea, algo que alarga la recogida». En similares términos habla desde Calahorra Ernesto Virto, que apunta que «este año será algo más escaso en La Rioja Baja por las tormentas de finales de agosto».
Durante octubre continuará una campaña de matices pero que confirma la buena salud de uno de los alimentos de nuestra tierra más reconocido en cada hogar de la región. Los pimientos riojanos seguirán haciendo brillar nuestros platos.
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