«La brecha existe, pero cada vez menos»

Esa niña era Regina. Quien con el paso del tiempo se licenció en efecto como ingeniera en Informática en la Universidad y vio florecer su empresa mientras no dejaba de reflexionar, sin saberlo tal vez, en aquella antigua escena en su colegio mirandés que sigue fresca en su memoria. Porque siempre le llamó la atención, como a tantas otras mujeres, «esas reuniones en que estás tú prácticamente sola y el resto son todo hombres». «Me daba mucha rabia», reflexiona en voz alta. De donde nace sin embargo un juicio más panorámico sobre cómo la mujer ha ido ganando espacio incluso en ámbitos como el suyo, menos proclives a simultanear su presencia con la figura del hombre. Un relato que dispone de final más o menos feliz: «Nunca me he sentido discriminada por ser mujer en un mundo como el científico. Y tampoco en la empresa. No he notado ninguna pega de ningún tipo y tampoco ningún menosprecio. Si tengo que hablar por mi experiencia, debo reconocer que ha sido gratificante». Lo cual se compatibiliza en su caso con la evidencia de que la brecha de género, desde luego, «existe, aunque cada vez menos». Una diferencia de acceso a las oportunidades que presenta el mercado laboral, profesional y de toda índole que en su caso debe tener en cuenta, como en tantas otras historias, la dificultad que tiene conjugar el dichoso verbo: el verbo conciliar. «Ahí es donde más lo notamos las mujeres», reconoce Laorden. Un a aventura en su caso todavía más complicada cuando al comienzo de la presente legislatura en el Parlamento regional ocupó un escaño como miembro del Grupo Popular: triple salto mortal con tirabuzón, que ahora le despierta una sonrisa. «Reconozco que en mi caso, por aquello de que nuestra empresa es familiar, me ha sido más sencillo compatibiliza todas las ocupaciones».