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Quentin Tarantino es el responsable del último renacimiento de Los Bravos. El mítico grupo de los sesenta suena ahora junto a Brat Pitt y Leonardo Di Caprio, nada menos, en 'Érase una vez en ... Hollywood', la última película del aclamado director. ' ... Bring a Little Lovin', el tema elegido por Tarantino y que destaca más en el trailer que durante el metraje, ya fue antes de película porque protagonizó la cinta 'Dame un poco de amor' (1968), el segundo largo de Los Bravos. Aquel año fue clave para el grupo, que se había formado en 1965. Les pasaron muchas cosas, alguna trágica.
Para cuando recalaron en la plaza de toros de Logroño, el 20 de julio de aquel año, ya se había suicidado el bajista Manuel Fernández tras la muerte en accidente de tráfico de su mujer, Loty Rey. Pese a que llevaban vendidos más de un millón de discos de 'Black is black', habían actuado en importantes escenarios de Europa y podían tener un futuro estupendo por delante, nuestro redactor en el festival que organizaba Radio Rioja, Manuel de las Rivas, ya preguntaba, en la entrevista que le hizo al batería de la banda, Pablo Sanllehi, por los rumores de ruptura del grupo. «¿Es verdad que pensáis separaros?», interrogaba el reportero. «No, en absoluto», decía el músico.
Pero no durarían mucho más. Acabaron fatal, aunque después en alguna ocasión se han reunido. En cualquier caso, aquella noche en la plaza de toros logroñesa hicieron felices a unas diez mil personas. «Asombroso llenazo», publicaba entonces Diario LA RIOJA, en aquellos tiempos bajo de la cabecera de Nueva Rioja.
Les precedieron en el uso del escenario 'Los Dobles', 'Los Silver Stones' y 'Los Peques', los más entonados para nuestro cronista. Karina falló; no estuvo finalmente en el festival para disgustillo del público.
En la actuación de Los Bravos, hubo un par de momentos cumbres. El del 'Black is black', que fue de los primeros temas interpretados por eso de caldear el ambiente. Y el clímax de la noche, que vino de la mano de 'Los chicos con las chicas'.
De todas formas, la actuación debió quedarse corta porque, si bien el entusiasmo de los tendidos empezaba a notarse, no llegó a cuajar. «Creemos que, de haber durado el espectáculo veinte minutos más, las cosas hubieran sido diferentes. Se empezaba a palpar el fuego», relataba De las Rivas en su crónica, publicada el día 22. «Lo que pasa es que digan lo que digan, en Logroño somos más mansos que los corderos», de manera que el observador no culpaba únicamente al grupo de que el ardor de los tendidos no hubiera alcanzado cotas más altas.
«¿Qué pretendéis con vuestra música?», preguntaba De las Rivas al batería. «Divertir al público», refería éste en su respuesta. «¿Qué piensan Los Bravos de su fama? ¿Es solo porque en España hay pocos conjuntos de calidad? ¿Es una fama fácil?», insistía el redactor del diario. «Quizá tengamos o hayamos tenido poca competencia», alegaba el batería. Meses después, el cantante, afincado ahora en Vitoria y que hace unos meses, en octubre de 2018, anunció que dejaba la música, iniciaba carrera en solitario. El paso de Los Bravos por Logroño se recoge también en los libros de Ignacio Faulín 'Historia de la música pop en La Rioja' y 'Cuando creé Iberpop'.
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