El último Rioja de la histórica cosecha 2001

La cosecha del siglo. No fueron pocos los que así calificaron aquella histórica vendimia de 2001. El problema es que faltaban 99 para completar la centuria... En todo caso, a día de hoy, la 2001 sigue siendo la mejor de las 23 que luego se han vinificado en lo que va de siglo y no será fácil que haya otra tan buena y, especialmente, tan regular en el sentido de uniformidad cualitativa: «Yo estaba aún estudiando en Madrid, así que esa cosecha la gestionaron entre mi padre, Pedro, y mi tío, Jesús Ángel», recuerda Ángel Urbina, uno de los tres hermanos de la cuarta generación de Bodegas Urbina (Cuzcurrita): «Lo que decían –continúa– es que todo era bueno y era muy difícil estropear la uva para sacar un vino mediocre».

Aquellos Riojas del 2001, lógicamente, se bebieron y apenas quedan algunas muestras en los botelleros de las bodegas que guardan, como si fueran tesoros, testigos líquidos de la historia de la región vitícola. López de Heredia, la bodega que continúa aplicando la crianza más larga a sus tintos de Rioja, tiene ya agotado su Viña Tondonia Gran Reserva 2001 entre fieles de todo el planeta que pagan por encima de los 200 euros por cada una de esas botellas: «Quisimos esperar un poquito más de lo habitual antes de sacar nuestro Gran Reserva Especial de la cosecha 2001 por las propias características de la añada. Bodegas Urbina siempre se ha distinguido por la crianza clásica, larguísima, que es como mi padre ha concebido durante toda su vida los vinos de la zona», aclara Ángel Urbina.

De hecho, las añadas actuales de los tintos en el mercado de Urbina son la cosecha 2015 para su crianza (nueve años en bodega), la 2006 para su reserva (18 años) y la 2004 (20 años para su gran reserva). «Tenemos una gama más 'convencional' de vinos, Salva, cuyo nombre es un homenaje a nuestro bisabuelo, pero todo lo que sale embotellado como Urbina, que es nuestra marca y negocio principal lo hace con ese perfil clásico, del vino fino afinado que gustaba a mi padre y a mi tío, quienes en 1986 inauguraron la actual bodega con depósitos de acero inoxidable». Urbina ya puso hace unos años en el mercado un vino, contraetiquetado como Reserva, de una partida de la cosecha 2001: «Parker nos lo puntuó con 91, pero creo que este Gran Reserva le supera», avanza Ángel Urbina.

Con un peaje de 'garaje' pagado por la bodega de 25 años antes de salir al mercado, Ángel Urbina señala que también estos vinos ofrecen flexibilidad en el negocio: «Este es un sector en permanente crisis cíclica. La había en 2001, volvió en 2009 y ahora estamos en la que empezamos en 2018. Poder guardar vinos con garantías y sacarlos al mercado en determinados momentos es también una forma de protección si tienes esa capacidad de maniobra».

La partida que ahora la familia embotella como Gran Reserva Especial 2001 son 20.000 botellas, una cantidad notable: «El vino Gran Reserva de Urbina se elabora sólo en añadas especiales y, en las mejores y más regulares, como fueron 1994 o 2001, hacemos más litros, pero, en cualquier caso, hay que estar muy convencido de que el vino va a dar la talla después de tanto tiempo».

El precio por botella, aún por definir, estará entre 60 y 70 euros: «Las bodegas más clásicas –continúa– lo pasamos mal en los años noventa y primeros de siglo porque no estábamos de moda aunque en el extranjero siempre se ha apreciado la longevidad como calidad. Ahora, por suerte, estamos viendo también una nueva generación de sumilleres nacionales, muy bien formada, que los aprecia como factor diferencial».

Urbina señala que «a nosotros también nos gustan los vinos frutales y frescos, y los hacemos con la gama Salva, pero Rioja no puede renunciar a estos clásicos de larguísimo recorrido». En este sentido, explica que «como decía mi padre –Pedro Benito Urbina fue director de la Estación Enológica de Haro y algo sabe de esto– el norte de Italia, Borgoña, Burdeos y Rioja son las cuatro regiones históricas capaces de hacer vinos casi eternos y, curiosamente, con variedades de uva de ciclo temprano, como tempranillo, nebbiolo o pinot noir en zonas de clima frío capaces de mantener la acidez». Sobre la calidad del vino del 2001, Ángel Urbina prefiere que el que opine sea el consumidor: «A nosotros nos gusta», concluye entre risas.

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