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Cada tanto tiempo, suceden acontecimientos especiales que trastocan la vida de los pequeños pueblos. En el caso de Bezares, este ocurrió el sábado y fue en forma de boda. Alodia y Sergio, descendientes de esta pequeña localidad de 26 vecinos, se dieron el 'Sí, quiero' en la iglesia parroquial de San Martín, que no había acogido ningún enlace desde el año 1965.
En aquel lejano entonces, dos vecinos llamados Carmen y Santos se convirtieron en marido y mujer en un Primero de Mayo. Bezares tenía 107 habitantes y la iglesia era uno de los centros sociales más importantes del pueblo. Casi 60 años después, en un siete de septiembre, Sergio y Alodia, que tienen 33 y 30 años y viven en Logroño, han sufrido para dejar presentable el templo tras décadas de abandono.
«El último evento que hubo en la iglesia fue el bautizo de mi madre, así que imagínate la de polvo que tenía», contaba Sergio, el novio, el día antes de la celebración. A pesar de no vivir en Bezares, él y su ya esposa Alodia pasan fines de semana y veranos en el pueblo, sus familias residen allí y por eso no dudaron a la hora de elegir lugar para casarse.
Alodia Rodríguez
Novia
«Sergio y yo, antes de ser novios, fuimos amigos de la misma cuadrilla; hace 14 años, surgió la chispa entre nosotros en una acampada en Castroviejo y desde entonces hemos sido inseparables», detallaba Alodia, de blanco, minutos antes de la boda. Esta, cómo no, fue de temática rural. Él acudió hasta la iglesia montado en el todoterreno de su primo y ella, en la pala de un tractor conducido por su madre.
«Nos pidieron que todo tenía que hacerse en el pueblo, así que el cóctel va a ser en el jardín de los padres de ella, el banquete en el frontón y la fiesta en la plaza de Bezares», relataba Carmen, una de las organizadoras. Además de las localizaciones, otras cosas llamaban la atención, como la sencilla y bucólica decoración de la iglesia, el carretillo con cervezas ubicado fuera o los corazones gigantes dibujados en las fincas cercanas.
Una vez comenzada la ceremonia, los 150 invitados disfrutaron del rito católico, cercano y sentido, animado por el párroco Fernando, amigo de la familia, de mucho salero. Hubo sonrisas y lágrimas con los discursos. Uno de los momentos más emocionantes se vivió cuando tomaron la palabra las hermanas pequeñas de los novios, Nela y María, que recordaron que ellos les habían enseñado lo que es «el amor puro». En ese instante, más de una tuvo que echar mano del pañuelo para secarse las lágrimas de alegría.
Sergio Fernández
Novio
Paula, amiga de la novia, no podía contener lo que supone esto para ella. «Son una pareja perfecta, que se conocen desde niños, sabíamos que iban a ser los primeros en casarse y que lo harían aquí; en enero él le pidió la mano y 6 meses después ya son matrimonio», explicaba.
Y, al final, todo salió a pedir de boca, a pesar de la amenaza de lluvia. «Hemos estado toda la semana llevando huevos a las Clarisas de Nájera para que estuviese soleado y el cielo nos hizo caso», comentaba Sergio entre risas. Ahora, este informático y su mujer médica, se irán de luna de miel al sudeste asiático. Quién sabe cuándo las calles de Bezares volverán a vivir un día de igual emoción, felicidad y alboroto.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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