Un blanquirrojo en el Consejo de Ministros

Desde el regreso de la libertad a nuestro país, solo Salvador Sánchez-Terán, ministro de Transportes y Comunicaciones con UCD; Javier Moscoso, titular de Presidencia, y Javier Sáenz Cosculluela, de Obras Públicas y Urbanismo, ambos en los gobiernos socialistas de González, pusieron el ADN riojano en el palacio de La Moncloa. Garzón será el cuarto, 29 años después.

Un riojano criado en el sur de España por necesidades laborales de su padre, con el que comparte sangre y nombre. «Alberto se formó entre Sevilla y Málaga, donde cursó Primaria, Secundaria y Bachiller, por lo que no estuvo mucho tiempo en La Rioja», afirma uno de sus tíos, Ignacio Espinosa, ex presidente del Tribunal de Justicia de La Rioja. A pesar de ello, el próximo ministro visita de forma frecuente la región que le vio nacer. «Suelen quedar todos los primos en una casa rural por los Cameros, pasan el fin de semana, caminan por el monte, tocan la guitarra... a veces suelen venir con la cantante Rozalén que es muy amiga de ellos», reseña Ignacio, quien asegura también que solo la pelota y los colores blanquirrojos robaban el tiempo libre de su sobrino. «Le encantaba jugar al fútbol y ver los partidos del CD Logroñés, era un gran forofo. Ya en Málaga quiso formar parte del equipo de Rincón de la Victoria, pero no le seleccionaron. De política no hablaba, era un chico tímido y reservado», recuerda su tío. La política no entró en su vida hasta su adolescencia, donde las reflexiones de los pensadores Marx y Gramsci le hicieron pasar a la acción afiliándose con 18 años al PCE. «Recuerdo que las primeras conversaciones de política fueron ya cuando él comenzó sus estudios superiores, me pedía artículos y opiniones», detalla Espinosa.