Filomena entró por Alfaro, subió por el valle y en pocas horas cubrió toda La Rioja de nieve

A Filomena se le recordará durante bastante tiempo. Trajo una nevada apoteósica, de cuando el mundo aún no había entrado en combustión y los inviernos solían ser todos así: fríos y borrascosos, con medio metro de nieve en las calles de los pueblos serranos y sabañones en las orejas. Filomena, en griego, significa 'la que ama cantar', y sus trinos gélidos han convertido este fin de semana España en un paisaje escandinavo.

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Lugares tan improbables como Almería, Toledo o Murcia se han convertido en las afueras de Helsinki y aquí, en La Rioja, la nieve no solo se ha derramado sobre la sierra, sino que ha cubierto insólitamente el valle: Alfaro, Calahorra, Logroño, Santo Domingo... En otros lugares de España –Madrid, Mijas–, Filomena no ha sido tan amable y ha dejado huellas trágicas, pero de momento, a orillas del Ebro, ha servido como un nuevo regalo de Reyes para los chiquillos, que se han lanzado con guantes y capucha a disfrutar de sus últimos días de asueto antes de comenzar su cuesta de enero. Es siempre la doble cara de nevadas tan solemnes: alegría en los parques y caos en las carreteras, muñecos de nieve y retenciones, bolazos impunes y paralización obligada. Quizá la propia ubicación temporal de la borrasca, en este fin de semana todavía posnavideño, haya hecho que en esta ocasión lo lúdico prime sobre lo accidentado, aunque también puede ser que la ciudadanía haya aprendido a tener en cuenta los avisos meteorológicos. No obstante, todavía la borrasca no ha pasado y conviene no confiarse: tras la nieve llega el hielo y puede que incluso lleguen las riadas, pero durante la jornada de ayer los fotógrafos han podido sacar esas imágenes de los pueblos que luego lucen de maravilla en los calendarios o que dentro de cincuenta años harán suspirar a nuestros hijos: «¡Qué nevada la del 2021. Ya no nieva como antes!»