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El Black Friday es un mal negocio. Se puede decir más alto, pero difícilmente más claro: conforme se afianza en España la moda de este «día de descuentos» importado de Estados Unidos, queda cada vez más claro que, en realidad, de descuentos tiene poco.
Sobre ... todo en lo que se trata de las ventas en la red, que son las que han impulsado esta fecha de rebajas. Y que tienen la ventaja de ser fáciles de comprobar: las organizaciones de consumidores llevan tiempo tras la pista de esta fecha de descuentos. La tecnología ayuda, y así la OCU ha hecho este año un despliegue controlador: ha estado revisando en el último mes nada menos que 13.000 artículos puestos a la venta en 12 grandes tiendas en internet.
Un mes de datos
La organización empezó la recogida de datos un mes exacto antes del Black Friday, esto es, el 24 de octubre, y desde ahí ha seguido toda la evolución de subidas y bajadas.
Y sus resultados son concluyentes: sólo uno de cada diez artículos tenía en el Black Friday un precio que pueda llamarse realmente «rebaja». La organización irá desgranando los datos a lo largo de esta semana, pero del primer avance se pueden sacar conclusiones no precisamente elogiosas sobre la estrategia de los vendedores.
Según explica la OCU, sólo el 26% de los precios han variado sus precios en la última semana previa al Black Friday. Pero sólo el 17% a la baja, el 9% subió. Los productos que más tienden a bajar, según la la organización, son tabletas, móviles, impresoras y televisores.
¿Es significa que hay un 17% de precios rebajados? Pues no exactamente. Según recuerda la organización de consumidores, los precios de unas supuestas rebajas tienen que aparecer comparados con el precio anterior. Pero ese «precio anterior», según la ley, no es el precio del último día, ni el precio de hace un mes. Es el menor precio que hayan alcanzado durante el mes previo a la fecha de las rebajas.
Y ahí, el Black Friday naufraga totalmente. Porque si se compara con ese precio mínimo durante el mes precedente, resulta que sólo el 11% de los 13.000 productos se puede considerar rebajado.
De hecho, casi la mitad (el 48%) tenían un precio exactamente igual al mínimo que habían alcanzado durante el mes anterior. Y un porcentaje muy significativo (nada menos que el 41%) estaban en el Black Friday más caros que lo que habían estado en algún momento durante el mes previo.
Dicho en plata, en palabras de la OCU: «Apenas uno de cada diez productos se puede ver más barato estos días que en el mes precedente, mientras que cuatro de cada diez están más caros».
Producto a producto
Así las cosas, es evidente que el Black Friday en internet, como medida de ahorro, naufraga. El consumidor haría bien en usar el día con mesura, y fijarse en un producto concreto que tenga controlado durante las últimas semanas: si finalmente suena la flauta y ése es uno de los poquísimos productos que van a ser rebajados, estupendo. Pero si no, la OCU concluye: «Según los resultados, comprar durante el Black Friday no es la mejor estrategia para conseguir el mejor precio».
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