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El Basque Culinary Center (BCC) quiere reproducirse con el vino como eje vertebrador. Y tiene encima de la mesa un proyecto avalado por las instituciones vascas que, de cristalizar, colocará a Álava en el epicentro de la formación y la investigación enológica. Está en fase ... embrionaria. Pero la apuesta de la institución gastronómica con sede en San Sebastián es que Vitoria y Rioja Alavesa se 'fusionen' como centro de prestigio internacional del vino. Y en tiempo récord. Tres años. 2026.
LA RIOJA ha tenido acceso a algunos de los detalles de este ambicioso plan que se define aún como «idea». De partida, despliega una filosofía aglutinadora. Si bien la capital de territorio se elegiría como sede principal, la comarca vitivinícola, que el pasado año exportó 21,2 millones de litros por valor de 146,7 millones de euros, tendría todo el protagonismo en la investigación y la innovación. ¿Cómo? Albergando toda una red de aulas, laboratorios y espacios para eventos, que se complementarían con parcelas destinadas a la experimentación.
Para la capital alavesa sería un soplo de aire fresco, la posibilidad de asumir un rol que hasta ahora no ha sabido desarrollar. Basta recordar la frustración con esa 'Casa del Vino' que se pensó primero en Eskoriaza-Eskibel y luego en el palacio de Zulueta. Aspiración que también encontró reticencias de viticultores y bodegueros de Rioja Alavesa –¿por qué Vitoria y no Laguardia o Labastida, por ejemplo?–. La iniciativa del Basque Culinary Center podría acabar con las tiranteces interterritoriales llevando a un nuevo nivel el universo del vino vasco.
Los objetivos para este 2023. Definir la ubicación de las infraestructuras delcentro, implicar a distintos agentes sectoriales y diseñar el programa de actividades.
2024. El proyecto entraría en una nueva fase, que podría prolongarse más allá del año natural. En este espacio de tiempo se realizaría el proceso de tramitación administrativa en lo referente a las futuras instalaciones. Esto es, estudio detalle, proyectos básico y de ejecución, equipamiento de las instalaciones y licitación del concurso de arquitectura.
2025. Es el año en el que podrían comenzar lo que se define como primeras actividades de posicionamiento, entre ellas las distintas acciones de promoción internacional.
El BCC ha manejado diferentes borradores y todavía no ha dado nombre definitivo al proyecto. Pero ha conseguido la implicación institucional. El respaldo del departamento de Desarrollo Económico Económico que dirige Arantxa Tapia está ahí. Como también la colaboración de la Diputación Foral de Álava. Eso sí, el objetivo final es que el centro o campus enológico del territorio consiga autofinanciarse. Sinergias público-privadas. Implicaría a Neiker (el Instituto vasco de Investigación y Desarrollo Agrario) y a otras instituciones integradas en la red de esa Alianza Vasca de Investigación y Tecnológica que se conoce como BRTA, por sus siglas en inglés.
La investigación será fundamental. Y aquí se refieren varios ejemplos como la búsqueda de tratamientos alternativos más sostenibles en la vid, el desarrollo de nuevos procesos de fermentación del vino e incluso estudios sobre la detección prematura de posibles enfermedades en las viñas.
Pese a que la iniciativa aún no ha recibido el 'ok' definitivo –están pendientes de definirse las necesidades financieras–, el Basque Culinary Center propone que el futuro centro se apuntale con alianzas académicas internacionales de prestigio en el campo del vino y la sumillería. ¿Cuáles? Aquí las opciones son múltiples, quizás desconocidas para el gran público, pero con notable prestigio en el sector. Es el caso de la World Sommelier Academy de Burdeos o universidades como la California-Davis o la alemana Hochschule Geisenheim University.
Investigación
Homologación
Y ¿cuál sería la oferta formativa? Una vez más, extensa. Másteres en sumillería y enomarketing, viticultura y enología, bebidas fermentadas, gestión del vino y bebidas... También cursos de especialización en gestión de bodegas o en digitalización de toda la cadena de valor vitivinícola. E incluso se podrían ofertar cursos de corta duración en gastrococtelería o 'branding' vitivinícola.
Todo este plan buscaría el soporte de una certificación homologada de reputación mundial en formación de vino y alcoholes. Se trata del WSET (Wine and Spirit Education Trust), una institución nacida en 1969 en Reino Unido, que cuenta con 765 centros asociados en todo el globo y que en la actualidad solo tiene uno en España que permita la obtención del diploma de experto.
¿Y cómo se daría proyección internacional al futuro centro? Aquí la estrategia partiría con un plan de comunicación que se lanzará a nivel global. Otras fórmulas que están sobre la mesa son la organización de congresos y eventos dirigidos a profesionales del sector, sumilleres, bodegas y distribuidores. Todo ello unido a la búsqueda de acuerdos con entidades internacionales, viajes promocionales al exterior e incluso la organización de cenas maridadas con chefs y sumilleres de relumbrón en distintas ciudades del mundo.
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