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El arnedano Jesús Fernández-Velilla acumula 141 donaciones de sangre a sus espaldas. Todo empezó en el año 1970, cuando se enteró de que a uno de sus compañeros le hacía falta una transfusión. No lo dudó ni un segundo. Arrimó su brazo, le donó ... su sangre y, desde entonces, ya llevan 52 años de amistad -así como de donante-, unidos por ese gesto altruista. Una aportación solidaria que, a lo largo de todos estos años, le ha permitido salvar numerosas vidas y que ahora, como por edad está «de descanso», continúa desarrollando como delegado del Banco en el autobús móvil de Arnedo, «en el que animo a los donantes y les hago pasar un buen rato para que no se mareen. Siempre les digo que si donan sangre a un abuelo, tienen abuelo para diez años más».
Su contribución es esencial, como también lo es la de los 7.000 riojanos que, de media, se acercan cada año a donar. Un gesto solidario que, con motivo del Día Mundial del Donante, se homenajeó este lunes en el Parlamento de La Rioja. En él, el presidente de la Cámara regional, Jesús María García, entregó, junto con la líder del Gobierno de La Rioja, Concha Andreu, los diplomas a los riojanos que más donaciones llevaron a cabo durante el pasado año.
En esta conmemoración, Andreu agradeció la labor de los donantes «por vuestro impulso altruista y desinteresado, porque a veces con un pequeño gesto podemos marcar la diferencia». Sobre todo porque, gracias a esa generosidad, que durante el pasado año se materializó en 9.810 donaciones, con 1.127 donantes nuevos, «seguimos logrando el autoabastecimiento dando respuesta al difícil equilibrio entre la donación y la transfusión».
Felipe Mozún
Ha donado 80 veces
Jesús Fernández-Velilla
Donante durante 52 años
De hecho, en lo que va de año, el Banco de Sangre ha registrado 4.214 donaciones, 766 en mayo. Una cifra que, no obstante, debe incrementarse. «En La Rioja el 3,5% de la población en edad de donar se anima a hacerlo, pero cada año hay gente que por edad o por enfermedad deja de hacerlo, por lo que tenemos que conseguir más donantes», apuntó Carlos Sola, director técnico del Banco de Sangre. Una necesidad en la que incidió Felipe Mozún, que ha realizado más de 80 donaciones. «Hay que estar siempre pendiente de la gente para que done. Poner el brazo no cuesta nada, solo hay que pensar en la falta que hace y en la persona a la que le vas a salvar la vida gracias a esa sangre». Porque, como resaltó María Araceli Villar, donante desde hace diez años, «lo podemos hacer todos, sobre todo porque un día le toca a unos y al otro a otros».
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